Primera Oración – Ofrecimiento
ORACIONES PREPARATORIAS
Se ofrecen a continuación TRES Oraciones Preparatorias. A gusto del que dirige, se escoge sólo UNA de ellas.
Primera – OFRECIMIENTO
LECTOR. Iniciamos esta Hora Santa En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS. Amén.
LECTOR. Señor Jesucristo, otro jueves más nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada semana.
TODOS. Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes de esta comunidad cristiana.
Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.
LECTOR. Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para Dios.
Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre.
No atinan a dar sentido a su vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.
TODOS. Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de nuestros hermanos.
LECTOR. Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo.
Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la Verdad.
Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra.
Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.
TODOS. Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro; que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas alegrías, ilusiones y éxitos.
LECTOR. Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y nos hace sabios con la sabiduría de Dios.
TODOS. Te queremos escuchar hoy con la atención de María de Betania; con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida.
Ayúdanos a mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén.