Segunda Oración – de San Alfonso Ma. Ligorio
Es personal. Pero la podemos hacer alternada para mayor participación de todos.
— Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en este Sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte.
— Creo que estás presente en el Sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las gracias que me has hecho, especialmente por haberte dado Tú mismo en este Sacramento, por haberme concedido por mi Abogada a tu Madre amantísima y haberme llamado a visitarte.
— Adoro a tu Santísimo Corazón, y deseo adorarlo por tres fines. El primero, en acción de gracias por este insigne beneficio de la Eucaristía.
En segundo lugar, para desagraviarte por todas las injurias que recibes de tus enemigos en este Sacramento.
Y finalmente, porque deseo adorarte con esta Hora Santa en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y más olvido.
— Me pesa de haber ofendido tantas veces a tu divina bondad en mi vida pasada. Propongo con tu gracia no ofenderte más en adelante. Y
ahora, por más miserable que me vea, me consagro enteramente a ti; renuncio a mi voluntad y te la entrego por completo, con mis afectos, deseos y todas mis cosas.
— De hoy en adelante, haz de mí, Señor, todo lo que te agrade. Yo solamente quiero y te pido tu santo amor, la perseverancia final y el perfecto cumplimiento de tu santa voluntad.
— Te encomiendo las almas del Purgatorio, especialmente las que fueron más devotas del Santísimo Sacramento y de la Virgen María.
Te encomiendo también la conversión de todos los pobres pecadores.
— Finalmente, amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos a los de tu Corazón amorosísimo, y así unidos los ofrezco a tu Eterno Padre y le suplico, en nombre tuyo, que por tu amor los acepte y escuche. Así sea.