Vigésimo Sexto Domingo
del Tiempo Ordinario
30 de septiembre de 2018
La ley del Señor es perfecta del todo
y reconforta el alma; inmutables son las palabras
del Señor y hacen sabio al sencillo.— Salmo 19 (18):8
¿Quién está en nuestro favor?
Jesús, como Moisés que estuvo antes que él, corrige los malentendidos de los discípulos sobre el don del Espíritu. Vieron a personas, que no eran parte de su grupo, echar demonios y hacer otros milagros como Jesús había hecho.
Jesús señala que nadie que hace milagros en su nombre puede luego hablar mal de él.
Luego señala la importancia de la “gente sencilla”: los pobres, las personas sencillas, los niños, los humildes que no son importantes en el mundo. Es a ellos a quienes fue enviado, no a los ricos ni a los farisaicos.
Jesús hace hincapié en la importancia de las pequeñas obras hechas con fe, de la misma manera que las grandes obras como echar a los demonios.
“Todo aquél que les dé a beber un vaso de agua…por el hecho de que son de Cristo…les aseguro que no se quedará sin recompensa” (Marcos 9:41).
Dios construye el Reino por venir poco a poco con nuestras acciones, sin importar que sean pequeñas o sencillas, si se las hace por amor a Dios y al prójimo.