Quinto Domingo de Cuaresma
7 de Abril de 2019
Todos hemos pecado.
«Pecado», no es una palabra que usemos en nuestra cultura actual.
Sin embargo, debemos ser honestos y reconocer que hemos pecado.
De otra manera, nos convertimos como las personas con una enfermedad que está negando sus implicaciones, no podemos esperar a ser sanados a menos que admitamos que existe.
El pecado es una enfermedad del alma, una enfermedad en nuestra relación con Dios.
Cuando pecamos, fallamos en llevar una vida como Dios desea.
La verdad es, que nadie está sin pecado. Todos fallamos.
Podemos tener momentos de una unión intensa con Dios y vivir como sabemos deberíamos.
Pero también algunas veces fallamos en el objetivo.
Apuntamos hacia la paja en el ojo ajeno y fallamos en ver la viga en el nuestro.
La respuesta de Jesús a los escribas y fariseos es clara en este relato:
«Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra».
La Misericordia de Dios es Para Todos
La mala noticia es que todos pecamos.
La novedad es que la misericordia de Dios está disponible, siempre, todo el tiempo.
Debemos arrepentirnos de nuestras fallas, y si nuestros pecados son graves, entonces debemos ir a confesarnos, recibir el Sacramento de la Reconciliación.
Sociedad Guadalupana
Se reúnen el primer y el tercer martes de cada mes a las 7 de la noche, en el cuarto numero uno, en el centro parroquial.
Grupo de Oración
Cada viernes en la Capilla de Guadalupe. Exposición del Santísimo cada primer viernes del mes.
Unción de los Enfermos
Cada primer viernes del mes, 7 de la noche, en la capilla de Guadalupe.
Horario de Misas / Mass Schedule
Saturday Vigil: 5:00 P.M.
Sunday, English: 8:30 & 10:00 A.M.
Domingo, Español: 12:00 y 1:30 de la tarde
Wednesday-Friday, English 8:00 A.M., Chapel
Confessions Saturdays: 4:00 P.M., Chapel
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¿Por qué confesarse?
¡Porque somos pecadores!
Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al Evangelio.
Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego.
En el sacramento Dios Padre perdona a quienes, habiendo negado su condición de hijos, se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios.
Puesto que el pecado de uno solo daña al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, el sacramento tiene también como efecto la reconciliación con los hermanos.
Cómo confesarse
No es siempre fácil confesarse: no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote…
Tampoco es fácil confesarse bien: hoy como ayer, la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones que, por nuestra culpa, nos distancian del evangelio.
Es necesario «un camino de auténtica conversión, que lleva consigo un aspecto “negativo” de liberación del pecado, y otro aspecto “positivo” de elección del bien enseñado por el Evangelio de Jesús.
Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia.
El camino a recorrer
Comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia.
• El arrepentimiento y el propósito de la enmienda.
• La invocación de la misericordia divina que se nos concede gratuitamente mediante la absolución.
• La confesión de los pecados al sacerdote.
• La satisfacción o cumplimiento de la penitencia impuesta.
• Y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada.
Qué confesar
«El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerde, tras examinar cuidadosamente su conciencia.
La confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1493)
Exámen de conciencia
Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.
En relación a Dios
• ¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad?
• ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta?
• ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración?
• ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos?
• ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico?
• ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago?
• ¿Me revelo contra los designios de Dios?
• ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
En relación al prójimo
• ¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo?
• ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras?
• ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos?
• ¿Soy envidioso, colérico, o parcial?
• ¿Me avergüenzo del cuerpo de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos?
• ¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte?
• ¿Incito a otros a hacer el mal?
• ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio?
• ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos?
• ¿Honro a mis padres?
• ¿He rechazado la vida recién concebida?
• ¿He colaborado a hacerlo?
• ¿Respeto el medio ambiente?
En relación a mí mismo
• ¿Soy un poco mundano y un poco creyente?
• ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso?
• ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes?
• ¿Cómo utilizo mi tiempo?
• ¿Soy perezoso?
• ¿Me gusta ser servido?
• ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones?
• ¿Nutro venganzas, alimento rencores?
• ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he
ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis pecados, y me has de llevar a la vida eterna.
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