16 de Agosto del 2020
Una Lección Para Elías y Otra Para Pedro
Fronteras, Barreras y Exclusiones
El Contexto De La Primera Lectura
Comenzamos con la primera lectura.
El pueblo de Dios pasó un largo periodo de exilio en Babilonia. Cuando por fin consiguen regresar a su tierra, toca reconstruir el país. Pero no todos están de acuerdo en cómo hay que hacerlo.
Unos cuantos, entre los que se encuentran las autoridades religiosas, optaban por centrarse en las instituciones: había que levantar un Templo grandioso, rehacer el ejército, exigir el cumplimiento de las leyes, tradiciones y costumbres y la pureza de la raza.
Otros, como Isaías, que hemos leído hoy, apostaban por una reconstrucción basada en valores pluralistas, universales y ecuménicos, donde lo fundamental no fueran tanto los ritos o las construcciones majestuosas… sino guardar el derecho y practicar la justicia y mantener la Alianza:
«Observad el derecho, practicad la justicia… porque va a llegar mi salvación«. O sea: ¡la salvación de Dios se identifica con la justicia!
Históricamente se impuso la primera opción, el nacionalismo extremo: se reconstruyó el Templo, se expulsó de la comunidad judía a los samaritanos por considerarlos herejes, y otras medidas excluyentes que algunos líderes y gran parte del pueblo aplaudieron en ese momento.
Esto suponía que sólo se consideraban «ciudadanos con derechos» a los que encajaban en el retrato de «judío» perfecto, tal como la habían diseñado sus dirigentes políticos y religiosos: Acceder al Templo con todas sus condiciones y reglas, y relacionarse con Dios (en cuyo nombre se tomaban todas estas decisiones) era ser ciudadanos de primera clase.
Todos los demás, estaban dejados de la mano de Dios y no eran dignos de ser tenidos en cuenta («perros«). Tanto que, cuando se hablaba del primer mandamiento de la Ley de Dios, se ponía en duda si había que considerar «prójimos» a todos esos que se quedaban «fuera» del judío «de raza» y perfecto cumplidor de la Ley.
EL CONTEXTO ACTUAL
Llevar todo esto a nuestro contexto actual no es muy difícil. Tanto en perspectiva social, como eclesial.
La crisis económica en la que estamos inmersos, como consecuencia de la pandemia… nos ha dejado tan descolocados, asustados, polarizados, y afectados como aquel exilio que sufrió Israel.
Y también es urgente reconstruir, regenerar, rehacer, revisar (y otras muchas palabras que empiezan por «re»)… Y hoy como entonces también hay diversas opciones y tendencias sobre el cómo salir adelante… Algunos dicen que hay que priorizar la economía, y para ello hay que«recortar» ayudas y sueldos, «reducir» pensiones y personal, privatizar…
Y«repatriar», a los más débiles, y pobres, porque «no hay para todos»… Sin embargo, de sobresueldos, de incontables consejeros, de adjudicaciones a dedo, de corrupciones y negocios a cuenta de lo que está pasando, parece algo incuestionable, a la vez que bastante generalizado.
Otros dicen que es una ocasión estupenda para corregir tantas cosas que estaban «tapadas» o «felizmente ignoradas», hasta que el coronavirus las ha dejado al descubierto.
Y habría que empezar por atender a los que lo pasan peor, evitar la explotación de tantos temporeros y trabajadores de nivel bajo, cambiar este estilo de vida consumista que está destruyendo la naturaleza y facilitando la difusión de virus y plagas, el ingreso mínimo vital, los parados de larga duración…
Yo no soy economista ni político, y no voy a entrar a hacer valoraciones discutibles. Pero sí considero importante invitar a los cristianos que tienen conocimientos y recursos a no dejarse enredar por las «desinformaciones» políticas y económicas… y a priorizar el «derecho y la justicia», como ha indicado Isaías, exigir responsabilidades, denunciar corrupciones, alejarse de los que pretenden salvarse ellos solos y lo suyo, aunque a tantos otros les vaya muy mal. Esto es lo humano y lo cristiano.
No puede haber tantos que tienen que conformarse con las «migajas» que caen de nuestras mesas… cuando a menudo estamos aprovechándonos de sus recursos naturales, vendiéndoles armas, ofreciendo créditos con intereses desmedidos, pagándoles en negro y sin contratos, desmantelando lo social en beneficio de las privatizaciones…
En cuanto a la Iglesia…. también se ha visto envuelta en un montón de cambios vertiginosos en los últimos siglos, en tantos ámbitos: culturales, tecnológicos, científicos, políticos, éticos….ante los que a menudo no ha sabido reaccionar suficientemente, y que la han hecho perder prestigio y relevancia…
A mediados del siglo pasado, la Iglesia se convocó a sí misma para revisarse, abrir puertas y ventanas, y dialogar con el mundo, «ponerse al día», estar más cerca del hombre, de sus gozos, esperanzas y sufrimientos, a discernir los signos de los tiempos Vaticano II)…
Pero una parte de esa Iglesia pensó (y piensa) que son los demás los que tienen que adaptarse, convertirse y volver, que no hay nada que cambiar, que sobran las voces discordantes que rompen con la «tradición» (con minúsculas, porque lo que no es esencial al Evangelio y a la fe -Tradición-, no tiene por qué mantenerse a toda costa). Para no perderse conviene cerrar filas y mantenerse firmes (cuando no «rígidos»)… sin adaptaciones ni reformas.
- CONSECUENCIAS Y RETOS
En distintos momentos de la historia de Israel (ya lo hemos comentado antes) y de la Iglesia, se ha optado por la opción de cerrar filas, cuidar la ortodoxia, subrayar los signos de identidad…
El tiempo ha mostrado que todo esto no sirvió más que para alargar la crisis. Y al final tuvieron que llegar los cambios, las nuevas visiones, los nuevos caminos.
Lo que hoy parece urgente y necesario es dialogar en todos los ámbitos y escuchar todas las voces. Como nos ha enseñado esta pandemia: «o nos salvamos todos juntos, o no se salva nadie«.
Me parece que viene al caso la oración de Jesús en su Última Cena: “Padre, no te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del mal” (Jn. 17,15). Somos y debemos ser parte de este mundo, mojarnos y caminar con él, aportar humildemente lo que sepamos y podamos, tender puentes, unir fuerzas…
La Iglesia nunca debe dejar de ser casa abierta, lugar de encuentro, espacio de acogida, servicio de comunión y diálogo, de atención a los descartados y sufrientes. Lo suyo (lo nuestro) son más las propuestas positivas, la justicia y el derecho, la multiculturalidad, que las descalificaciones y condenas (y menos aún las alianzas con el poder)…
Una Iglesia «más humilde y evangélica», como tantas veces pide el Papa Francisco, para que algún día “todos los pueblos puedan llamarla y reconocerla como su propia casa”.
Una Iglesia que no ofrezca «migajas», porque si hay un solo Padre de todos, «el pan de los hijos» ha de llegar a todos los hijos. Ni pretenda quitarse de encima (ni consentir que otros lo hagan) a los que «molestan» y gritan y sufren, como aquella mujer Siria, sino que reconozca y acoja y celebre la fe de los más sencillos, incluidos los paganos/inmigrantes (así tuvo que hacerlo el mismo Jesús, y de ese modo se ensanchó su horizonte misionero, más allá de «las ovejas de Israel«).
¡Los pobres tantas veces nos tiran abajo nuestras seguridades, esquemas y programas! No consta que aquella mujer guardara las tradiciones judías, o que fuera al Templo, o… Sólo un dolor de madre y la fe/confianza en que Jesús podía ayudarla.
Y ayudar a identificar y echar lejos a tantos demonios que se nos cuelan dentro y nos destruyen a todos. Para ello habremos de contar con nuestra fe, nuestra misericordia, nuestra solidaridad, confiando e insistiendo al Señor para que nos salve: ¡Señor, ayúdame, ayúdanos!
La renovada conciencia de la dignidad de todo ser humano tiene serias implicaciones sociales, económicas y políticas, porque el creyente, al contemplar al prójimo como un hermano y no como un extraño, lo mira con compasión y empatía, no con desprecio o enemistad. Y contemplando el mundo a la luz de la fe, se esfuerza por desarrollar, con la ayuda de la gracia, su creatividad y su entusiasmo para resolver los dramas de la historia. (Papa Francisco, 5/08/20)
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
ciudadredonda.org
Oración por la Asunción de la Virgen
Es un dogma de fe que María Santísima fue llevada al cielo en cuerpo y alma.
La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”.
La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días.
ORACIÓN
Alégrate y gózate Hija de Jerusalén
mira a tu Rey que viene a ti, humilde,
a darte tu parte en su victoria.
Te quiero junto a mí para consumar mi obra salvadora,
ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar
las Bodas del Cordero:
porque fuiste la adelantada de la fe.
Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre:
“Ven amada mía”,
te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.
* Templo del Espíritu Santo
* Arca de la nueva alianza
* Horno de barro, con pan a punto de mil sabores.
Mujer vestida de sol, tu das a luz al Salvador
que empuja hacia el nuevo nacimiento
Dichosa tú que has creído, porque lo que se te ha dicho
de parte del Señor, en ti ya se ha cumplido.
María Asunta, signo de esperanza y de consuelo,
de humanidad nueva y redimida, danos de tu Hijo
ser como tú llenas del Espíritu Santo,
para ser fieles a la Palabra que nos llama a ser,
también como tú, sacramentos del Reino.
Hoy, tu sí, María, tu fiat, se encuentra con el sí de Dios
a su criatura en la realización de su alianza,
en el abrazo de un solo sí.
Amén.
Oración del Papa por el Coronavirus
“Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios.
No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.
Adoración Nocturna
Adoración nocturna todos los viernes de 9PM a 8AM.
Lugar: Capilla de Guadalupe
Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)
Night Adoration will begin June 14th, every Friday 9PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).
Entre Tus Manos
Entre tus manos,
esta mi vida señor,
entre tus manos,
pongo mi existir.
Hay que morir para vivir;
entre tus manos,
confió mi ser.
Si el grano,
de trigo no muere,
si no muere solo quedara.
Pero si muere en abundancia dará,
un fruto eterno que no morirá.