Mensajes de la Semana: Ene. 6 del 2019

Evangelio de JesúsLa Epifanía del Señor
6 de Enero de 2019

«Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti.» — Isaías 60:1

Encuentro Con Dios

Los espléndidos Reyes Magos –destellantes, majestuoso y solemnes–, salen hoy de las páginas de Mateo y van rumbo a nuestra iglesia.

Solamente Mateo nos habla de esta grande e interesante historia para
que podamos ver la luz y saber que el niño que visitaron los Reyes Magos era el cumplimiento de la

profecía, el rey cuyo mensaje llega hasta la tierra natal de estos magos y mucho más allá, hasta nuestra época.Nosotros también nuevamente podemos ver y entender. Al igual que estos magos, nuestros santos patrones en este día, vemos en el niño recién nacido al rey del universo y la luz del mundo.

Como los Reyes Magos, encontramos dentro de nosotros una nueva fe y una nueva vida. Como ellos, regresamos a casa por una nueva ruta.

Se nos pide terminemos esta temporada festiva renovados y consientes de la presencia de Dios entre nosotros.

Se nos pide encontrar a Dios donde se le puede encontrar, que estemos atentos y listos para, con asombro, inclinarnos en adoración y ofrecer nuestras ofrendas..


Avisos de la SemanaSociedad Guadalupana

Se reúnen el primer y el tercer martes de cada mes a las 7 de la noche, en el cuarto numero uno, en el centro parroquial.

Grupo de Oración
Cada viernes en la Capilla de Guadalupe. Exposición del Santísimo cada primer viernes del mes.

Unción de los Enfermos
Cada primer viernes del mes, 7 de la noche, en la capilla de Guadalupe.

Horario de Misas y SacramentosHorario de Misas / Mass Schedule

Saturday Vigil:     5:00 P.M.

Sunday, English: 8:30 & 10:00 A.M.

Domingo, Español: 12:00 y 1:30 de la tarde

Wednesday-Friday, English 8:00 A.M., Chapel

Confessions Saturdays: 4:00 P.M., Chapel
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Los Reyes Magos

Oraciones a la Epifanía del Señor y a los Reyes Magos

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente, vayamos también nosotros frecuentemente a adorarte en tu Casa que es el Templo y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas, el incienso de nuestra oración fervorosa, y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti, y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María, a quien queremos honrar y venerar siempre como Madre Tuya y Madre nuestra. Amén

Catecismo de la iglesia Católica

Clases de Catecismo

Las clases de catecismo reanudarán el 13 de enero de 2019Les deseamos a todas las familias y niños en el programa de Formación de Fe una feliz y bendecida Navidad y prospero Año Nuevo.

Gracias a todos los catequistas y ayudantes que han sido maravillosos durante la primera mitad del año religioso.

Gracias por su paciencia, por tomarse el tiempo de enseñar a nuestros niños, por guiarlos en su fe, y por ayudarles en la preparación de los Sacramentos.

¡Dios los bendiga a todos!

La Epifania del SeñorLa Epifanía Del Señor

La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV.

Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa «manifestación», pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos.

Tres misterios se han solido celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios.

Para los occidentales, que, como queda dicho más arriba, aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. En la antífona de entrada de la misa correspondiente a esta solemnidad se canta: «Ya viene el Señor del universo. en sus manos está la realeza, el poder y el imperio».

El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús.

Las oraciones litúrgicas se refieren a la estrella que condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo.

Precisamente en esta adoración han visto los santos padres la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos paganos.

Los magos supieron utilizar sus conocimientos-en su caso, la astronomía de su tiempo- para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres.

El sagrado misterio de la Epifanía está referido en el evangelio de san Mateo. Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del «Rey de los judíos».

Los maestros de la ley supieron informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los extranjeros.

Los magos, llegados al lugar donde estaban el niño con María su madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).

A Melchor, Gaspar y Baltasar -nombres que les ha atribuido la leyenda, considerándolos tres por ser triple el don presentado, según el texto evangélico -puede llamárselos adecuadamente peregrinos de la estrella. Los orientales llamaban magos a sus doctores; en lengua persa, mago significa «sacerdote».

La tradición, más tarde, ha dado a estos personajes el título de reyes, como buscando destacar más aún la solemnidad del episodio que, en sí mismo, es humilde y sencillo.

Esta atribución de realeza a los visitantes ha sido apoyada ocasionalmente en numerosos pasajes de la Escritura que describen el homenaje que el Mesías de Israel recibe por parte de los reyes extranjeros.

La Epifanía, como lo expresa la liturgia, anticipa nuestra participación en la gloria de la inmortalidad de Cristo manifestada en una naturaleza mortal como la nuestra. Es, pues, una fiesta de esperanza que prolonga la luz de Navidad.

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