Mensajes de la Semana: Noviembre 27 del 2022

Evangelio de Jesús27 de Noviembre del 2022

Empezar Bien El Adviento        

             ♠ Está muy bien, creo yo, que la Iglesia comience su calendario, el nuevo año litúrgico con este tiempo de Adviento, que nos invita a lo «nuevo», a que algo, ¡o mucho!, sea distinto de lo anterior. 

          Se hace necesario refrescar, renovar, reilusionarnos, despertar lo que se nos ha ido quedando dormido;  revivir o recuperar lo que se nos ha muerto.

El ritmo de la vida nos va desgastando -a veces muchísimo más de lo que nos damos cuenta-, nos cansa, nos apaga, nos envejece.

Y del mismo modo que nuestro cuerpo necesita vitalmente «descansar» todos los días para seguir adelante… nuestra alma, nuestras fuerzas interiores, nuestras ilusiones… ¡también necesitan ser restauradas.! Al menos una vez al año. Y mejor si es al empezar esta nueva etapa… con idea de que miremos de otro modo el tiempo que tenemos por delante.

             ♠ ¡Qué triste un cristiano «cansado», «acostumbrado», de vuelta de todo, con el corazón apagado, que no contagia esperanza, ilusión y vida!

Que no contagia bienestar, sino que más bien aburre. Qué descuido y qué falta de responsabilidad el que no procura poner luz en la vida ni enciende en el fuego del amor en las lámparas de los hermanos que se van quedando sin aceite de tanto esperar lo que no llega… porque resulta que él mismo es ya apenas una mecha humeante. ¡Nadie se siente bien estando así! 

No nos dejemos contagiar por el derrotismo según el cual todo sale mal: no es el pensamiento de Dios. Los tristes no son cristianos.

El cristiano sufre muchas veces, pero no cae en la tristeza profunda del alma. La tristeza no es una virtud cristiana. (Papa Francisco, Noviembre ‘19)

             ♠  La Iglesia nos ofrece este tiempo de Adviento (¡apenas un mes!) a modo de «cargador», para que podamos conectarnos de nuevo a Dios… y a las personas… y también a lo mejor de uno mismo, pues no es raro que dejemos de oír esa voz interior que nos dice lo que somos, a lo que estamos llamados, lo que deseamos llegar a ser, lo que Dios espera de nosotros…

+ Acojamos el anuncio del anciano Zacarias: nos visitará el Sol que nace de lo alto. Un anciano capaz de generar esperanza.

+ En medio de nuestra esterilidad y cansancio, nos saldrá al paso la Madre de mi Señor, para hacer que brinque de alegría en mí ese profeta-testigo que llevo dentro.

+ Nos invita el ángel del Señor a que dejemos de dormir al raso, arrimados a nuestra «hoguerita» improvisada… para dirigirnos a la ciudad de Belén, porque nos ha nacido un Salvador que será ya siempre el Dios-con-nosotros.

Yo te invito, a la luz de la Palabra de hoy, a tres sencillas cosas:

  • Primero, que intentes mirar tu vida y la vida en general con otros ojos: Con los ojos de Dios. Ya sabes que cuando el Señor miró la humillación de su esclava, María… vio en ella a la «llena de gracia», la hizo verse como «querida por Dios».

Ella, una persona anónima, con una vida normalita, preparándose para casarse y hacer lo que todo el mundo, se enteró de que Dios tenía para ella un proyecto mucho mejor. Dios vio en ella a la Madre de Cristo.

       No es raro que uno amanezca abatido, enroscado sobre sí mismo, vestido de gris. Aparecen en el calendario esos días en que parece que nada tiene sentido, que Dios se ha callado, que los amigos están lejos, y los que en otros momentos te ilusionaba y te daba fuerzas… ahora parece que ya no sirve.

Son esos días en que no te aguantas ni a ti mismo, en que te parece que te has levantado con el pie izquierdo, y se diría que algún demonio se lo está pasando en grande desafinando todas las teclas para que tu música suene mal.

Entonces una tentación es rendirse, refugiarse en una burbuja de auto-compasión, tomar distancia respecto a las personas, arrinconar la fe, que parece que ya no nos ayuda, como otras veces. 


Pues en esos días… cuando parece que se nos caen demasiadas cosas… viene la Palabra de Dios, por boca de san Pablo: La salvación está más cerca que ayer, a la noche le quedan pocas horas, el día, la luz… se nos echan encima.

                Vamos a nombrar ya la «palabrita» tan propia de este tiempo: la esperanza. Sácala del trastero del corazón. La esperanza no es un «engaña-bobos», no es quitar importancia a las cosas que la tienen. Es mirar la dura realidad con otros ojos.

Decía Martin Luther King:

“Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta de que había dos maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última.” 

          Así que, apoyado en Dios, te invito a que te mires de otra forma. A que confíes de nuevo en ti mismo. A que conviertas todo lo que no va bien en una fuerza transformadora.

A que no permitas que las dificultades acaben con lo mejor que hay en ti. La esperanza es una virtud, y como todas las virtudes, hay que entrenarla para que adquiera suficiente musculatura.

Porque la razón de nuestra esperanza no está en nosotros mismos, sino en el que viene a enseñarnos que la última palabra la tiene Dios, la tiene la vida, la tiene la luz. Y si él está con nosotros (Emmanuel), nada ni nadie podrá contra nosotros. 

  • En segundo lugar, que te despiertes. Cuando uno está dormido, no se entera de lo que ocurre alrededor, a no ser que sea muy estruendoso y nos cause algún sobresalto. Jesús nos invita a «estar en vela», despiertos.

Hay muchas cosas en mí, en los otros y en la vida, a las que conviene prestar atención: a los  «brotes de esperanza».

Porque hay cosas buenas en mí, en los demás, en la sociedad, en muchas personas.

No son espectaculares, hay que mirarlas con atención, serenidad y capacidad de sorpresa para descubrirlas, apoyarnos en ellas y avanzar. Mucho nos ayudará el hacerlo en clave de oración personal.

             Estar despierto también significa «darnos cuenta del momento en que vivimos».

Nos pasan y hacemos muchas cosas cada día… pero nos falta tiempo para «digerirlas», meditarlas, aprender de ellas, y tomar las decisiones oportunas.

Os invito en este tiempo de tanto ruido, prisas, compras y desenfreno a encontrar momentos -mejor si son diarios- para rumiar las cosas, para ir más allá de la superficialidad a la que nos hemos acostumbrado, para compartir lo más nuestro con quienes lo merecen y desean.

Nuestras relaciones personales tienen mucho que mejorar y profundizar ¿no?

  • Y en tercer lugar: «desnudarnos y vestirnos». Nos lo ha propuesto san Pablo. Hay ropas viejas que no nos sientan nada bien, aunque nos sintamos cómodos con ellas.

Hay manías, ideas, y obsesiones, costumbres y rutinas, que son instrumentos de la noche….

Me refiero a todos esos estilos de vida que nos bloquean el acceso a Dios, o nos separan de los demás.

No hablo solo de pecados, sino de la superficialidad, o la falta de silencio, o el individualismo, o la poca disponibilidad, o el guardarse todo dentro, o el rencor…

               Y ponerse ropa nueva. «Revestíos de Jesucristo». En él encontraréis la mejor sección de ropa y complementos.

La ropa que necesitamos no está en las tiendas, ni nos las puede ofrecer ningún Black Friday.

Se trata de otra cosa: vida nueva, ilusiones nuevas, actitudes nuevas, nuevos sueños y nuevos proyectos, nuevos ojos y una esperanza para estrenar…

Sólo necesito acudir al Evangelio, echar mano de la esperanza y de las otras armas de la luz, para que andemos con dignidad, revestidos del Señor Jesucristo.

         Os deseo que algo «nuevo» ocurra en vuestra vida en Adviento y Navidad.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Llegará con la Luz – Adviento – Instrumentos de Jesús y María

No todos sufrimos igual

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 105. En Nazaret por la muerte de Alfeo

Capítulo 106. Expulsión de Nazaret. Jesús consuela a su Madre


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!

 
 

Mensajes de la Semana: Noviembre 20 del 2022

Evangelio de Jesús20 de Noviembre del 2022

Mi Querido Buen Ladrón         

«Dios no estará solo cuando nos reciba en el Paraíso: también estarán las personas con las que hemos compartido, administrándolo bien, todo lo que el Señor ha puesto en nuestras manos.» ( Papa Francisco)

Mi «querido Buen Ladrón». Dos puntos:

No sé muy bien cómo llamarte, porque tu nombre no ha pasado a la historia.
Algunos te llaman «el buen ladrón», aunque tú mismo has reconocido que tu castigo en la cruz era merecido por lo que habíais hecho.

Así que «bueno» no debiste ser. Pero sí que fuiste sincero contigo mismo y con los que pudieran escucharte cerca de la cruz.

Y lo de llamarte «querido» era un modo de empezar las cartas, cuando se escribían cartas. Que casi ya no. 

Realmente no es fácil sentir cariño, ni admiración por un criminal.
Pero has tenido la suerte de estar más cerca que nadie del Crucificado de Nazareth.

Siempre hay gente cerca de los crucificados, mirando a distancia: para unos un espectáculo; para otros, un acto de justicia; para unos es algo inevitable; otros, curiosos y convencidos de que el asunto no va con ellos.

Las autoridades, haciendo «muecas», tan tranquilas, habiendo consentido semejante injusticia
aunque muy valientes poniéndole retos a quien nada puede.

No faltan quienes se burlan, se alegran y lo celebran.
Siempre ha sido así, y seguirá siéndolo con tantos desgraciados y miserables de la tierra.

La reacción de tu otro compañero de cruz es bastante lógica:
está resentido, con odio, con rabia, con desprecio hacia los que lo matan, maldiciendo su situación y a los que están sufriendo con él.

Tú, sin embargo, pareces sereno,
y hasta tienes fuerzas para no perder de vista al Señor,
y para hacerle una confesión rápida de tus pecados, 
sin entrar en detalles sobre lo que hiciste o dejaste de hacer. 

Una petición bien sencilla: «acuérdate de mí»,
no te olvides que yo también he sufrido, he fracasado, he desperdiciado mi vida.

Y el Señor, aunque tienes los brazos sujetos y los pies clavados
te ha «alcanzado», ofreciéndote la mano.

A otros muchos pecadores había ido a buscarlos a su propia casa, y se había sentado a la mesa con ellos, se había dejado tocar…
O se los habían puesto delante, a empujones, como aquella mujer adúltera a la que pillaron.

Tu caso es especial: no te encontró por el camino.
Para dar contigo tuvo que esperarse al lugar de la ejecución:
se hizo ajusticiar contigo, convirtiéndote en «compañero de muerte».

No eres tú quien lo ha buscado: él ha sido quien se las ha arreglado
para compartir contigo su último aliento, y decirte una de sus últimas palabras. 

Pilato le había preguntado directamente si era rey. 
Pero tuvo que quedarse con la duda, porque Jesús no se molestó en aclarárselo.

Aunque a Pilato poco le preocupaba un rey sin ejército, sin seguidores, sin trono, y sin poder.
Habría pensado para sí: ¡pobre desgraciado! ¿»Esto» es el rey de los judíos?


Otros de los presentes le habían retado: «Demuestra quién eres, sálvate».
Son los que están dispuestos a seguir a un «rey» que les hace favores, milagros, portentos, que les resuelve sus problemas, que es triunfador, que tiene poderes, que se impone, que se hace valer, que arrastra multitudes, que convence.

Pero tú… ¿qué has visto en ese hombre desnudo, fracasado, despreciado y agotado para reconocerlo como rey?

Cuando se había quedado sin nada -incluso sin sus amigos de siempre-, infinitamente débil,
¡le has reconocido como «rey de la misericordia»!

Porque sólo un rey misericordioso puede «acordarse» de un canalla culpable y confeso como tú.
Así que, gracias a ti, hemos sabido que este rey llena su paraíso de pecadores… 
como nosotros. Que acoge como ciudadanos a malhechores.

Tú eres el único canonizado directamente por Cristo, sin proceso y sin ceremonias,
sin testigos, y sin milagros que prueben nada de ti.
Él no quería que tu vida se perdiese inútilmente.
Era uno de sus más profundos deseos:

«Padre: que no se pierda ninguno de los que me has dado», 
había rezado un rato antes, en el cenáculo.
Y le ha bastado con que reconozcas tu limitación, tu error, tu fracaso y… ¡más nada!
Te has atrevido a pedirle algo, cuando parecía que ya no tenía nada que dar.
No tenías ningún mérito que presentarle.

No podías demostrar ya que tu arrepentimiento y tu propósito de la enmienda fueran sinceros.
Pero, aprovechando tus habilidades, le has «robado» una palabra, casi la última.

Y así nuestro Rey, el mismo día en que se presenta ante el Padre
para darle cuentas de su misión, lleva con él, de compañero, a una «oveja perdida, y negra»,
para sentarlo como primer comensal a la mesa de su reino.

Te habrá puesto sandalias, y un anillo, y ropa nueva
y no habrá necesitado dar explicaciones al Padre sobre ti
porque también él habrá salido a recibirte con un abrazo enorme y redondo… 

Necesitamos escuchar, como tú, aquella palabra de salvación:

Hoy mismo, «hoy».
«Hoy» tengo a mano mi salvación. No necesito esperar a mi último día.

«Hoy» puedo reconocerle como mi Rey y expresarle mi deseo de estar con él siempre.
«Hoy» puedo poner mis ojos en la cruz, si me está tocando sufrir,
                y mirar hacia él con esperanza, esperando que no me deje solo, que lo sienta ahí al lado.

«Hoy»  puedo saber que mi vida, por muy mal que vaya, no está perdida.
«Hoy»puedo aprender a reconocer y ayudar a una persona que sufre 

quedándome a su lado, con ella, sin nada más que la ternura y la misericordia.
«Hoy» puedo darme cuenta de que los «mirones» de los crucificados de la tierra,
los que han decidido mantenerse a distancia, los que no se mojan,
los que creen que la cosa no va con ellos…. seguramente se quedarán fuera.

No se enteran de nada. Para ellos este Rey no tuvo ni tiene ni palabras ni miradas. 

Yo creo, mi querido Buen Ladrón, que te podríamos rezar, (ya que estás hoy en el paraíso) y pedirte que nos ayudes a robar el paraíso y el corazón de Dios.

Aunque después de «hoy» ya hemos aprendido de ti… cómo hacerlo.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

No Hay Mejor Herencia – Instrumentos de Jesús y María

Lo que nos da y lo que nos roba la Paz.

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 103. En los altos del Líbano donde los pastores

Capítulo 104. Aava reconciliada con su marido


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!