Mensajes de la Semana: Octubre 2 del 2022

Evangelio de Jesús2 de Octubre del 2022

 

Una Pizca de Fe

Si vacila tu fe (Dios no lo quiera)
y vacila por débil y por poca,
pídele a Dios que te la dé de roca,
¡y acuérdate de mí!
que soy pecador porque soy débil,
pero Dios hizo tan grande la fe mía,
que si a ti te faltara, yo podría
¡darte mucha fe a ti!
(Gabriel y Galán)

       Quienes dialogan con Jesús en esta escena son los apóstoles, sus principales amigos y los más cercanos a Jesús. Y de ellos ha salido esta petición: «Auméntanos la fe». 

Me consuela ver que son precisamente los apóstoles, los pilares de nuestra fe, los que están en contacto cotidiano con el Maestro, los que reconocen la fragilidad de su fe.

¡Tantas veces desfallecemos o nos pasan por la cabeza ideas que nos hacen tambalear o cuestionar nuestra fe, nuestra confianza en el Maestro!

¡Qué ignorancia de las Escrituras quienes a veces nos han dicho que «era pecado tener dudas de fe, dudar de Dios». Nos ha dicho el Papa Francisco:

  “Si alguien dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien…Si uno tiene todas las respuestas a todas las preguntas, estamos ante una prueba de que Dios no está con él”.

Hoy soplan vientos recios para la fe. Pasaron ya aquellos tiempos en los que, al menos en apariencia, todos el mundo se consideraba cristiano, y vivían su fe sin mayores conflictos ni sobresaltos. 

Era «natural» (lo normal) ser cristiano. ¿Pues qué ha pasado para que en pocos años, cueste encontrar quien reconozca humilde y sinceramente: «Yo soy cristiano», «para mí la fe es importante», «no me imagino a mí mismo sin contar en mi vida con Dios».

¿Por qué tantos hermanos se encuentran en una crisis de fe, o la han perdido, o no saben si creen, o en qué creer?

Las razones pueden ser muchas. Vamos a fijarnos en algunas de las que aparecen mencionadas en las lecturas de hoy que, puedan ayudarnos a ponernos el termómetro de la fe, y chequear cómo anda nuestro «ser cristianos».

        ♠ Podemos comenzar por los que han vivido una experiencia parecida al profeta Habacuc, de la 1ª lectura: se han encontrado con la experiencia del mal, de la injusticia en el mundo, del sufrimiento personal o en otros, y se han preguntado:

¿Dónde está Dios?

¿Qué hace?

¿De qué ha servido que le rezáramos, si las cosas han seguido su curso terrible y nos han dejado doloridos y descolocados?

¿Qué aporta el tener fe cuando se nos muere alguien querido, cuando nos agarra una enfermedad terrible, cuando sentimos que el suelo se hunde bajo nuestros pies? 

Han (hemos) gritado  a Dios, protestando, exigiendo alguna respuesta, alguna señal, alguna intervención… ¡y nada pareció ocurrir! El Libro de Job profundiza en este tipo de crisis y de preguntas existenciales.

          ♠ El Evangelio de hoy nos señala una segunda causa: Ideas equivocadas de Dios.  Los apóstoles, influidos sin duda por la mentalidad farisea, ven a Dios como un «amo exigente», y entienden la relación con Dios como una serie de creencias, obligaciones y cumplimientos, según los cuales, ganarían unos méritos -a modo de «puntos»- que Dios tendría que compensar de alguna manera.  De esto nos quedan todavía muchos restos en nuestro cristianismo tradicional: 

«Te estás ganando el cielo a pulso». «Dios se lo pague»
«¿Vale esta misa para el domingo?».

«¿Es obligatorio ir hoy a misa?» «Hay que hacer un sacrificio para que Dios nos ayude»

«¿Qué habré hecho yo para que Dios me trate así?»
«Dios te ha castigado por tu comportamiento»
«Pórtate bien, que el niño Jesús no te va a querer»…

«Pues las monjas no tienen «mérito», porque como no tienen familia que cuidar, se pueden dedicar mejor a su labor. 
 En cambio nosotros los seglares…»

Méritos, obligaciones, premios y castigos… que no encuentran ningún apoyo en el Evangelio de Jesús.

           Otro ejemplo: Entre los escombros de las Torres Gemelas se encontró un papel de Mohamed Atta, el pilotó del primer avión que fue estrellado y que decía: “Oración destinada a rezarla cuando entres en el avión”: 

“Oh Dios, ábreme todas las puertas,
oh Dios, que respondes a las plegarias y contestas a quien te pregunta,
estoy pidiéndote ayuda, estoy pidiéndote perdón.
Estoy pidiéndote que ilumines mi camino”. (…).
Y terminaba así: “Somos de Dios y a Dios volvemos”. 

          Pero un atentado que se llevó por delante a más de tres mil personas no puede ser fruto de la oración, ni encontrar en ella apoyo.

Estamos ante un falso creyente o, quizá mejor, ante alguien que tiene un Dios totalmente deformado.

Tampoco anda muy acertado el Patriarca de Moscú de la Iglesia ortodoxa cuando afirma que «aquellos rusos que sacrifican su vida en el campo de batalla en Ucrania lavan todos sus pecados», o que «el dirigente ruso Putin era el único defensor del cristianismo en el mundo» o cuando habla de una «guerra santa» en Ucrania.

Por no mencionar al Presidente de EEUU pidiendo a Dios que bendijera sus tropas antes de partir para la guerra.

¡Cuántas barbaridades se han dicho y hecho en el nombre de Dios, y en la mezcolanza entre política y religión!

     No es raro que todas estas ideas sobre Dios entren en crisis… o provoquen desconcierto y rechazo y perplejidad en aquellos a quienes les resulta imposible «creer» en un Dios así.

          ♠  Podríamos añadir algunas otras causas de la crisis o pérdida de la fe, de orden interno, o personal.  Por ejemplo:

– Muchos cristianos no han recibido más formación que las catequesis infantiles y lo que luego  escuchan en las homilías… y eso les resulta insuficiente para responder a los complicados problemas de la vida adulta. 

– Bastantes cristianos no fueron educados para encontrar a Dios en la oración y comunicarse con él.

Aprendieron rezos, ritos, celebraciones… pero no han sido iniciados en una experiencia personal de encuentro con Dios… que es la base de la fe.

Y cuando algunos la buscan en la comunidad cristiana… a menudo no encuentran respuestas.

– Hay cristianos que se sienten distantes y poco identificados con ciertas afirmaciones, declaraciones, exigencias, normas y estilos venidos de las jerarquías católicas, especialmente en asuntos de moral y en posicionamientos políticos, que les parecen parciales, trasnochados, injustos, intransigentes, o imposibles de vivir en estos tiempos… Es la desidentificación con la institución eclesial.

– Hay que contar también con los estilos de vida actuales que hacen muy difícil una vida de profundidad, de reflexión, de interioridad. 

Vivimos tan ocupados, tan volcados hacia afuera, tan acelerados, tan superficialmente… que no queda resquicio para el silencio, para la reflexión, para vivir consentido, para la maduración personal…

– Sin olvidarnos de la mediocridad: Decía la 2ª lectura: «Toma parte en los duros trabajos del Evangelio. No te avergüences de dar testimonio». 

Cuando el ser creyente no conlleva una implicación personal con la comunidad cristiana, con la transformación de la sociedad… y se queda en un asunto privado («íntimo») entre Dios y yo y en unas prácticas religiosas… es muy fácil que la fe se vaya apagando por inanición, o quede «momificada».

¿Y qué hacemos con todo esto, que de una manera u otra nos va afectando a todos? 

Cuando los apóstoles reconocen que su fe es insuficiente, y le piden a Jesús que se la aumente, la respuesta de Jesús es algo desconcertante: les habla del «poder» de la fe y les confirma que la suya es menor que un diminuto grano de mostaza.

Para empezar: Dios no es como un «amo» exigente con el que hay que cumplir, o , del que esperar «recompensas», sino como un «Padre» que les hará sentar a la mesa, les servirá, les lavará los pies y les dirá: «no os llamo siervos, sino amigos».

           Pablo nos invitaba en la segunda lectura: «reaviva el don que recibiste el día de tu Bautismo», que es un espíritu de fortaleza, de amor y de templanza. O sea: que lo cuides, porque Dios te lo ha dado (don) y es bueno, necesario, te ayuda. 

El reto es a la vez personal (a mí me toca ser responsable de ese don y madurarlo) y de la Comunidad… porque la fe nunca es un asunto privado, aunque sea personal. La Comunidad cristiana, de la que tú formas parte, debe ofrecer y facilitar los medios necesarios para cuidar, madurar, compartir y transmitir la fe.

Necesitamos construir unas comunidades cristianas diferentes, donde nos formemos juntos en la fe, donde la catequesis no sea cosa de niños y adolescentes, sino de todos, donde compartamos la  vida y los compromisos, las dudas y las necesidades de cada hermano; donde aprendamos a «orar» y a encontrar a Dios en nuestra vida diaria; donde purifiquemos nuestras ideas equivocadas de Dios, donde podamos corregirnos fraternalmente cuando estemos metiendo la pata -laicos y pastores-… 

Con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Todos somos responsables de la fe de todos… y cada cual, además, lo es de la suya. Aunque sólo tengamos «una pizca de fe».


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

 

Oracion:

Oración a San José

Del papa León XIII

A Vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado San José, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio.

Por el afecto que os unió la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, oh prudentísimo Custodio de la Sagrada Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y sostenidos por vuestro auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo. Amén.


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Te Pertenezco Señor – Instrumentos de Jesús y María

Los Ángeles creados para defender la gloria de Dios

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 89. Adiós a Jonás y llegada a Nazaret

Capítulo 90. La llegada a Nazaret de discípulos y pastores


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

 

 

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Mensajes de la Semana: Septiembre 25 del 2022

Evangelio de Jesús25 de Septiembre del 2022

 

Para superar el abismo

La primera y la segunda lectura presentan respectivamente dos géneros de vida diametralmente opuestos. El primero de ellos, denunciado por el profeta Amós, bien podría ser calificado de un “consumismo avant la lettre”.

Completamente centrado en el disfrute personal y sin medida, su pecado más grave no consiste, en realidad, en ese mismo disfrute, sino sobre todo en el olvido y el desprecio hacia la suerte de los que sufren.

Es una suerte que reclama la atención y la ayuda de los que tienen los medios para aliviarla en todo o en parte, pero que deciden que el sufrimiento ajeno no va con ellos (aunque es más que probable que la excesiva riqueza de estos sea la causa directa de la excesiva pobreza de aquellos).

Por eso, advierte el profeta, los que así actúan acabarán padeciendo una suerte similar a la de los que han despreciado.

Y es que las riquezas de este mundo son efímeras, y quien se entrega a ellas como a un absoluto está labrando su propia perdición.

El segundo género de vida camina en dirección contraria: Pablo exhorta a su discípulo Timoteo a comportarse como un “hombre de Dios”, y enumera las cualidades que deben adornarlo: justicia, piedad, fe, amor, paciencia, delicadeza. No hay que ver aquí una sucesión jerárquica.

Son cualidades propias de quien no vive en la disolución, sino en la tensión de un combate, el combate de la fe, que significa el testimonio de vida de quien cree en Jesucristo.

Jesucristo es el camino que nos lleva a una vida plena, a una vida de total comunión con Dios y con los hermanos.

Pero esa comunión empieza ya en esta vida: quien cree en Jesucristo no puede estar ocioso ni ocuparse sólo de su propia satisfacción, física o espiritual: ha de ser alguien que se dedica a tender puentes de comunión, y que, en consecuencia, se duele “del desastre de José”, esto es, que no permanece impasible ante el sufrimiento de los demás y trata de superar los abismos que separan a los seres humanos y que son la causa de esos sufrimientos.

El rico Epulón, que banqueteaba espléndidamente cada día, es la figura que en la parábola de Jesús encarna a los disolutos de Amós.

Como ya se ha dicho, su mayor pecado no es la gula (o la lujuria que iría muy posiblemente aparejada), sino su insensibilidad, su ceguera para ver la necesidad del que, a la puerta de su casa, ansiaba saciarse con las migas de su mesa, pero que no fue objeto de su compasión, y fue tratado peor que los perros que merodeaban por allí.

Frecuentemente la gula, la lujuria, el exceso de sensaciones referidas a uno mismo nos hacen egoístas, nos ciegan para percibir las necesidades de los otros: su hambre y sed, su desnudez y enfermedad, su falta de afecto y autoestima.

La situación descrita es clara y sencilla. No es Dios el responsable del hambre y los sufrimientos del pobre Lázaro.

Los abismos que median entre ricos y pobres, entre víctimas y verdugos, entre poderosos y débiles, no están escritos en las estrellas, ni son el producto de un destino inevitable, ni son, por tanto, insuperables.

Los hemos creado nosotros. Y podemos y debemos superarlos nosotros y, precisamente, en esta vida, en este mundo, en este tiempo en que vivimos.

Después ya será demasiado tarde. No hay aquí absolutamente nada de justificación de la injusticia en nombre de una futura recompensa en el más allá.

Al contrario, percibimos aquí toda la seriedad de la denuncia contra toda forma de injusticia, y de la llamada a tomar medidas reparadoras en esta vida, pues después será demasiado tarde.  

Precisamente porque la vida es una cosa seria, no hay que tomársela a broma, ni podemos pasarla banqueteando (o, más probablemente, trabajando sólo para poder banquetear).

Esta vida limitada en el espacio y el tiempo es el tiempo de nuestra responsabilidad, en el que decidimos nuestro destino, nuestro “tipo” (el del disoluto, o el del hombre de Dios) y, en cierta medida, la fortuna de los que están cerca de nosotros.

Lo que hagamos en este tiempo y espacio, que Dios nos ha cedido por completo, quedará así para siempre.

Esos abismos que hemos de superar construyendo puentes de justicia, misericordia, ayuda y compasión, se harán insuperables una vez concluido nuestro periplo vital.

Insisto, la vida es cosa seria.

Hay cosas con las que no se debe jugar.

La verdadera fe religiosa es una llamada a esa seriedad de la vida, a la libertad responsable, al testimonio de fe, con el que vamos construyendo ese camino que nos vincula con los demás y nos conduce a la vida eterna, a la vida plena.

Pero, ¿no es esta responsabilidad excesiva para nuestras pobres espaldas?

Pues somos débiles y limitados en el conocimiento y en la voluntad.

¿No es demasiado para nosotros exigirnos que decidamos nuestro destino definitivo en los avatares cambiantes de la historia?

En realidad, Dios no nos ha dejado solos.

En nuestra conciencia y también en la Revelación encontramos múltiples indicadores que nos ayudan a tomar la decisión correcta, el modo de superar los abismos, de encontrar el camino que nos lleva “la casa del Padre”.

Es cierto que  hay situaciones conflictivas y difíciles en las que no es tan sencillo acertar con la solución correcta.

Pero nadie nos pide imposibles. Si tenemos buena voluntad, lo importante es que tratemos de hacer las cosas lo mejor que podamos.

Además, estamos en proceso y también se puede aprender de los errores.

No se nos pide ser perfectos, sino adoptar una orientación fundamental que deseche la de la primera lectura y adopte la de la segunda.

Pero podría objetarse, ¿por qué Dios no nos da esas indicaciones de modo más claro y explícito, por medio de signos maravillosos que obliguen nuestro asentimiento?

Eso es lo que significa “que resuciten los muertos”: un “milagrón” al que no podamos oponer la menor duda.

Se podría replicar que si Dios nos hablara así, nos avasallaría con su fuerza y podríamos sentir que el espacio de nuestra libertad quedaba indebidamente invadido.

Su palabra no sería un diálogo respetuoso con el espacio de nuestra libertad, ni daría oportunidad a una respuesta basada en la fe, es decir, en la confianza.

Ahí, claro, está el riesgo de nuestro posible “no” a su oferta. Pero ese riesgo es inherente al respeto de la libertad.

Además, el “milagrón” no tendría efecto, pues lo importante aquí es un corazón bien dispuesto.

Eso es lo que quiere decir Jesús con eso de que “si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”.

Los que se dedican a banquetear, a vivir en la superficialidad, a ocuparse sólo de sí mismos, no suelen estar para milagros de ningún género: si no ven al pobre tirado en su puerta, menos van a ver a un muerto resucitado.

Para ver a uno y a otro hacen falta otras actitudes, precisamente las que enumera Pablo en su carta a Timoteo: voluntad de justicia, piedad (para con Dios y para con los hombres), fe y amor, también esas virtudes menores, pero tan necesarias en la vida, que aquí se resumen en la delicadeza.

Sólo así se clarifica nuestra mirada para ver al pobre que sufre y al muerto que resucita: uno y otro son Jesucristo, que sufre en los pobres y con-padece con todos los que padecen (y, ¿quién no padece de un modo u otro?), y que por ese sufrimiento llegó al extremo de la muerte, cancelando así todos los abismos y conquistando para nosotros la vida eterna.

A la luz de la parábola que Jesús nos ha contado hoy, podemos volver ahora a las dos primeras lecturas para examinar a qué género de vida se asemeja más la nuestra, y para tomar decisiones que nos ayuden a superar abismos en vez de a crearlos y ahondarlos.

La voz de la ley y los profetas que nos ayuda en esta tarea es la voz de la Iglesia, por medio de la cual nos está hablando cada día el mismo Dios.

Escuchémoslo.


José María Vegas, cmf

www.ciudadredonda.org/

 

Oracion:

Oración a San José

Del papa León XIII

A Vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado San José, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio.

Por el afecto que os unió la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, oh prudentísimo Custodio de la Sagrada Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y sostenidos por vuestro auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo. Amén.


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Sois la Semilla – Instrumentos de Jesús y María

El testimonio de la Felicidad

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 87. Isaac se queda en Judea

Capítulo 88. Donde el pastor Jonás


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

 

 

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