Mensajes de la Semana: Julio 24 del 2022

Evangelio de Jesús24 de Julio del 2022

La Oración de Jesús        

              Hoy nos encontramos a Jesús en oración. No es ésta la única ocasión en la que aparece orando. Más bien ocurre con frecuencia (sobre todo en Lucas). Parece que era una necesidad tan vital para él, que a veces se pasa la noche entera orando.

El Hijo necesita encontrarse con el Padre, y el Padre necesita encontrarse con el Hijo.  Y si esto es así, nosotros, que no somos Jesucristo, nos quedamos sin excusas ni argumentos para no orar. Hay que decirlo así de claro: Yo necesito orar y el Padre necesita o desea que yo ore.

                Se ve que a los discípulos de Jesús les resultaba llamativo y les cuestionaba eso de verle orar. Algo notaban en su oración que les resultaba «distinta» con respecto a lo que, como judíos, habían aprendido y estaban acostumbrados. ¿Y Cómo era esta oración, de la que Jesús se distancia y diferencia?

– Algunos rezaban repitiendo Salmos, bendiciones y plegarias, o algún pasaje bíblico en concreto, que aprendieron desde pequeños…

Tiene su valor este modo de orar, pero… tiene el riesgo de que realmente no haya verdadero encuentro con Dios, que se quede todo en palabrería y rutina, que sea yo solo el que hable, y que no me plantee el «Señor, ¿qué quieres de mí?». 

– Muchos comprendían la oración como un modo de «informar» a Dios de lo que les pasa, y convencerle de que les echase una mano, o explicarle lo que tendría que hacer en su favor.

Dios sería algo así como un señor feudal sentado en su trono, al que hay que sacar de sus profundas meditaciones, para decirle que estamos aquí, y que necesitamos sus «mercedes», como decían los antiguos cristianos.

– Con frecuencia creían que a Dios se le podía «ganar», «convencer» o «comprar» a base de ofrendas, sacrificios, ritos… Ellos encargaban a los sacerdotes algún sacrificio u ofrenda, hacían algún  ayuno o rezo, y «a cambio»,

Dios les escucharía, los perdonaría o les prestaría su ayuda. Al menos se quedaban con la conciencia tranquila de que ya habían «cumplido».

Luego, fuera del Templo, no era raro que la vida fuera por otro lado, y se portaran de manera egoísta, ignoraran al pobre, o abusaran de sus trabajadores. Esto suena a «mercado» religioso con Dios: Yo te doy, y a cambio Tú me das…

– La oración se había vuelto enormemente individualista y centrada en los propios intereses. Rezaban por sus cosas, por sus familias y amigos, por sus necesidades…

Su modo de plantearse o hacer la oración no les cambiaba en absoluto, no les hacía abrirse más a los otros…

– Y, por señalar un último elemento, a Dios se lo solían dejar «dentro» del Templo. Estaba alejado de la vida. Una cosa era la vida cotidiana, y otra distinta la oración y la relación con Dios, aunque rezasen varias veces al día.

El trabajo, la diversión, los acontecimientos sociales y políticos no eran lugares ni materia para el encuentro con Dios.

           Jesús, quiso que sus discípulos orásemos de otra manera. Y para ello «traduce» y sintetiza su experiencia íntima en una oración: el Padrenuestro.

Se trata de una especie de «manual» de oración, no un simple rezo para repetir…, con los contenidos y actitudes que debieran empapar cualquier otra oración. Jesús no pretendió  cambiar unos rezos por otros.

            o Al orar decimos «Padre». Necesitamos, al comenzar nuestra oración, caer en la cuenta, de a quién nos dirigimos. No se trata de un señor importante, con la agenda apretada, que, si tiene tiempo y ganas, nos atiende.

Es un Padre, y su mayor interés (por no decir el único) somos nosotros. No hace falta «convencerle» de nada, porque Él está de nuestra parte, es bueno y quiere en todo nuestro bien.

Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, y está dispuesto a dárnoslo aunque no se lo pidamos. Eso hace un buen padre ¿no?

              Decía San Agustín: «El hombre ora no para orientar a Dios, sino para orientarse a sí mismo». Y Julien Green escribió: «El objetivo de la oración no es conseguir lo que hemos pedido,  sino  hacernos  distintos”. 

Y para L. Evely  “orar es ponerse a disposición de Dios para que haga en nosotros finalmente lo que desde siempre ha querido hacer, y para lo que nunca le hemos dado ni tiempo, ni ocasión, ni posibilidad…”

Un buen hijo está pendiente de lo que su padre necesita o desea para agradarle. Y saber que Dios es mi padre ya me calma, y me recuerda que todo está en «buenas manos».


Cada vez que oramos así, le dejamos a Dios que nos diga «hijo mío».

Escribió San Cipriano: 

El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a su casa —dice el Evangelio— y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.

 Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en los cielos.

            o Este Padre es «nuestro», y cada vez que nos abrimos a Él, tiene siempre una pregunta en los labios: «¿Qué hay de tu hermano?» (Génesis) ¿qué me cuentas de él, cómo está? ¿Qué podemos hacer por él entre los dos?

Es lógico que éste sea tema de conversación con él. Un padre siempre anda preocupado por todos y cada uno de sus hijos, especialmente por los que peor lo pasan, nos quiere a todos hermanos, porque todos somos hijos suyos.

De nuevo San Cipriano: 

«Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos:

“Padre mío, que estás en los cielos”, ni: “El pan mío dámelo hoy”, ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en la tentación y que nos libre del mal.

Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.

            o Y Decimos santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros.

Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es Él mismo quien santifica?  Él ha dicho: «Sed santos, porque yo soy santo», por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el Bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día.

Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días pecamos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación. (San Cipriano)

            o La oración continúa, recordándonos cuál es la tarea en la que anda empeñado el Padre: su voluntad es el Reino, la felicidad del hombre, nuestra santificación, conducirnos hacia la plenitud.

Pero para ello ha querido contar libremente conmigo para esta tarea. Sabiendo que él hará por mí todo lo que pueda, yo le digo: «Aquí estoy para hacer tu voluntad».

Podemos hacer mucho en la vida de cada día: en cada encuentro, en cada decisión, en cada acontecimiento la oración se va convirtiendo en actitudes y compromisos. Buscar y conocer su voluntad nos abre al sentido y al compromiso para ser obreros de su viña. Para no quedarnos en palabrerías, sino que construyamos nuestra casa sobre roca y «haciendo» en todo su voluntad.

            o Entonces, ¿no hace falta que pidamos nada, a parte del pan y el perdón? Jesús nos insiste en que pidamos, busquemos y llamemos… porque el Padre no niega el Espíritu a quien se lo pide, a quien lo busca, a quien lo llama.

Lo mejor que podemos pedir y lo mejor que Dios nos puede dar es a sí mismo (su Espíritu). Y si Dios está con nosotros, ¿quién podrá con nosotros? Nadie, ni nada, ni siquiera la muerte, nos podrá apartar de Dios.

Este Don (del Espíritu) lo vamos recibiendo poco a poco, precisamente en el silencio, en nuestros ratos de estar a solas con Dios.

Un Espíritu que nos ayuda a tomar bien nuestras decisiones, a tener la fuerza para perdonar, acoger, compartir y darnos sin medida a los otros, para querernos como Dios nos quiere, para ser mejores, para vivir como hijos amados.

¡Se pueden decir tantas cosas sobre la oración y sobre el Padrenuestro…!
Quisiera que nos quedáramos hoy con menos dos cosas: Que mastiquemos y meditemos las palabras que Jesús nos enseñó, su modo y nuestro modo de abrirnos a Dios.

Y que nos pongamos en actitud de acogida y apertura para que Dios nos vaya llenando con su Espíritu, en nuestros tiempos de oración. Y todo ello con insistencia, como el «amigo impertinente» de la parábola.

Nosotros necesitamos orar mucho más que Jesús, y -a Dios gracias- sabemos el modo de hacerlo. Que el Padre nos libre de «caer en la tentación» de vivir sin Él. Es lo peor que nos podría pasar.


por Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

Del papa León XIII

A Vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado San José, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio.

Por el afecto que os unió la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, oh prudentísimo Custodio de la Sagrada Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y sostenidos por vuestro auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo. Amén.


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Gracias Por Tu Amor – Instrumentos de Jesús y María

Serás Juzgado por lo que aceptes en el corazón

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 69. Jesús instruye a Judas Iscariote

Capítulo 70. En Getsemaní con Juan de Zebedeo


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!

 
 

Mensajes de la Semana: Julio 17 del 2022

Evangelio de Jesús17 de Julio del 2022

Sólo Una Cosa Es Necesaria         

La humanidad, ocupada en muchas cosas como Marta, pierde de vista a Jesús, incluso a su familia, carece de tiempo “…se convierten en adoradores de esa religión que es el estar atareado: pertenecen al grupo de los ocupados, que siempre están haciendo… pero detente, mira al Señor, toma el Evangelio, escucha la Palabra del Señor, abre tu corazón… “(Papa Francisco). 

            Dos hermanas: Marta y María. Yo creo que, espontáneamente, nos resulta más simpática Marta que María. Nos identificamos más fácilmente con ella: trabajadora, dispuesta, acogedora, pendiente de lo que hace falta para que el ilustre invitado esté a gusto.

María, en cambio, nos parece que tiene mucha cara: Ahí sentada escuchando las superinteresantes conversaciones y anécdotas que Jesús estaría contando. Además, ve a su hermana ir y venir con la lengua fuera, y ella que no se menea.

Hasta que llega un momento en que Marta se planta, y le echa un buen chorreo. Bueno, como no se atreve a decírselo directamente a ella, o quizá por darse un poco de importancia delante del Maestro, le pide a él que le diga algo: que la ayude un poco…

                En nuestra sociedad y en nuestra Iglesia también, nos cuesta entender a María. Y así para no pocos resulta incomprensible ese grupo de religiosos/as recogidos en sus Monasterios «contemplando», ¡con la de cosas que hay que hacer en el mundo!

Se ponen fácilmente en el puesto de Marta, y les reprochan: ¿Qué hacéis ahí rezando todo el día, cuando es tan grande el trabajo misionero y de la caridad?

                  Lo cierto es que la contestación de Jesús nos deja un poco «chafados», porque en vez de darle la razón a la multiatareada Marta, defiende a María porque está haciendo lo mejor que se puede hacer.

Y nos cuesta entenderlo porque no sabemos qué es eso de que «sólo una cosa es necesaria» y que «María ha escogido la mejor parte». LA MEJOR PARTE.

Por eso no nos viene nada mal que Jesús nos diga a cada uno palabras así…

MARTA, MARTA, ANDAS INQUIETA Y NERVIOSA CON TANTAS COSAS…

            ¿Te das cuenta de que andas siempre con prisa, atareada con tantas cosas, nerviosa. Tu frase favorita es “tengo que”: tengo que ir a, tengo que estar en, tengo que comprar, tengo que arreglar, tengo que reunirme con…

Con una cosa entre las manos y mil en la cabeza: el trabajo, la casa, los amigos, los compromisos… y con tantos nervios no eres capaz de disfrutar de la vida ni vivirla con sentido. 

Agobio, agotamiento, vacío y stress, y tendencia a emprenderla con los que están alrededor: la hermana, la vecina, el invitado y el lucero del alba…

– Mira Marta: SÓLO UNA COSA ES NECESARIA.

           ¿A que no estás de acuerdo con el Señor? ¿A que te gustaría contestarle que de “una sola” nada?  Hay siempre tantas cosas importantes que hacer. 

Hay que multiplicarse para dar abasto a todo. Y a veces ni aún así. Y pensamos por dentro: «si no lo hago yo, ¿quién lo va hacer?».


–  María en cambio, sabe sentarse a disfrutar de la compañía.  No es que sea una vaga, o que prefiera no dar ni golpe.  Ante la ocasión que se le ha presentado de sentarse a escuchar un rato al Maestro, sabe que todas las demás cosas pueden esperar. 

Luego las realizará con más ilusión, con más interés, con sentido y con mucha más paz. ¿No os habéis dado cuenta de que hemos perdido el silencio y la tranquilidad?

Quizá por eso tienen tanto éxito los cursos de relajación, de concentración, de silencio, y toda esa espiritualidad que nos viene de Oriente que busca encontrar el equilibrio interior… y ese palabro: «mindfullness» tan de moda: atención plena, hacer una sola cosa cada vez. 

– «Marta» a veces se sienta, aunque sea un rato, a los pies del televisor, para olvidar las preocupaciones y ¿descansar?, pero sin prestar atención a los que están sentados en el sillón de al lado.
          Esa Marta que todos llevamos dentro necesita urgentemente sentarse a escuchar en silencio a cada miembro de la familia, a cada amigo, a cada persona que pasa.

Marta tiene que aprender a contemplar con calma la naturaleza, mirar por la noche las estrellas como hacía Abraham, escuchar las conversaciones de las olas, sentir el canto de los pájaros y el quejido de la tierra seca.

María sabía que un tiempo de silencio, de escuchar al Maestro, de dialogar a solas con él, a sus pies, de dejar que resuene su Palabra… es el mejor remedio para no andar inquieta y nerviosa, irritable e inaguantable.  

            Marta debiera sentarse, como Abraham junto a la encina de Mambré, aunque quizás mejor que a la puerta de la tienda, a la puerta del corazón para ver pasar a los hombres, y reconocer en ellos a Dios; para recibirlos con calma e invitarles a entrar en casa, acogerles, prestarles atención y ayuda, y ofrecerles lo mejor de su despensa. 

Ya llegará el momento de volverse «buen samaritano». Pero con profundidad, con sentido, con calma y paz. Es mejor hacer menos cosas y hacer mejor cada cosa. Y además: ¿de verdad son todas tan importantes como decimos?

              Nuestra Marta, tendría que buscarse a diario algunos ratos para sentarse a escuchar su corazón y preguntarle: «¿eh, qué tal por ahí, cómo te sientes, de qué estás lleno o vacío?». Marta tiene a menudo el corazón tan descuidado, que no es extraño que se le vayan atascando las arterias y venas… y un día le dé un «patatús».

¡Qué bien si fuera capaz de ponerse en el pellejo de María y se dejara sorprender por palabras como las de San Pablo en la segunda lectura de hoy:

Que Jesús es para ti la ESPERANZA DE LA GLORIA, la garantía del encuentro con Dios, la seguridad de que puedes llegar a ser pleno y feliz a pesar de todos los sufrimientos y dificultades de la vida.

              Las lecturas de hoy te invitan a que recibas al Señor en tu casa, que te sientes a escucharlo con calma… sin olvidar que tiene la extraña costumbre de presentarse disfrazado de peregrino, de viajero, de amigo, de necesitado, de agobiado por los calores de la vida… (que te lo explique Abraham).

Aparta un poco a esa Marta loca con tantas cosas que hacer, y elige la parte mejor, la que llena el corazón, la que te puede de verdad hacer feliz.
Confieso que todo esto me lo llevo diciendo a mí mismo mucho tiempo. Pero no sé qué me pasa que no termino de ponerme.


por Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

Del papa León XIII

A Vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado San José, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio.

Por el afecto que os unió la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, oh prudentísimo Custodio de la Sagrada Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y sostenidos por vuestro auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo. Amén.


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Popurrí de Adoración – Instrumentos de Jesús y María

Ayúdalas a salir del purgatorio y ellas intercederán por ti

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 67. El milagro de los puñales partidos

Capítulo 68. Jesús enseña en el Templo


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!