Mensajes de la Semana: Marzo 5 del 2023

Evangelio de Jesús5 de Marzo del 2023

¡Hay Que Salir!

 

Para venir a lo que no sabes 
has de ir por donde no sabes. 
Para venir a lo que no gustas, 
has de ir por donde no gustas. 
Para venir a lo que no posees, 
has de ir por donde no posees. 
Para venir a lo que no eres, 
has de ir por donde no eres
.” 
(San Juan de la Cruz)

                

      En la primera lectura nos encontramos con un personaje fundamental para las tres grandes religiones: Cristianismo, Judaísmo e Islam. Le hemos llamado “Padre de los creyentes”, un modelo de fe, una referencia esencial para el creyente.

El pasaje del Génesis nos lo presenta como un hombre ya anciano, con su vida ya hecha: había conseguido una fortuna, abundantes rebaños y tierras, una buena esposa… pero no se sentía pleno del todo: reconocía un vacío grande en su corazón.

Una parte importante de su proyecto de vida no se había cumplido: una descendencia, un hijo que le sucediera. Podemos decir que había logrado todo lo que dependía de su esfuerzo personal, y de sus sacrificios.

Pero el hombre nunca se siente del todo satisfecho con lo que puede conseguir con sus propios puños. En este caso: ¿Y todo esto que he amontonado: ¿para qué/para quién será?

Decía el Papa Benedicto que «las cosas finitas pueden dar algo de satisfacción o alegría, pero sólo lo infinito es capaz de llenar el corazón del hombre.

En el fondo de la naturaleza de todos hombre se encuentra la irreprimible inquietud que le empuja a la búsqueda de alguna cosa que pueda satisfacer este su anhelo.  «Sólo Dios basta».

Él solamente sacia el hambre profunda del hombre, quien ha encontrado a Dios, ha encontrado todo y, citando a San Agustín, recordaba que «nuestro corazón está inquieto hasta que no descansa en Ti». Y que Dios, ha venido al mundo para despertar en nosotros la sed de las ‘cosas grandes»..

         A Abram (todavía sin la «h» en medio) no lo podemos considerar un “viejo”, a pesar de que contaba noventaytantos años,  porque aún le quedan esperanzas, inquietudes, ilusiones, y no se ha rendido, parece que para él no existe el “ya no hay nada que hacer”. Sigue dispuesto a buscar, a moverse, a arriesgarse.

Los «síntomas» de que uno es «viejo» (en el peor sentido de la palabra) tienen que ver con «conformarse», aislarse y encerrarse en uno mismo, volverse más cabezota y rechazar lo distinto, ser «alérgico» a las novedades, multiplicar las costumbres fijas y las manías, no querer ya complicarse la vida, vivir del ayer, y que nos dejen tranquilos…

          Estas cosas no están necesariamente unidas a la edad, pero es cierto que cuando se van cumpliendo años… se hacen más frecuentes. No fue el caso del Padre de los Creyentes.

             Y Dios le sale al encuentro con una invitación aparentemente descabellada o exagerada: “Sal de tu tierra y de la casa de tu padre”.

Es decir: Deja tus costumbres y tradiciones, lo ya conseguido, todo eso de lo que te sientes tan orgulloso, y que te da cierta seguridad, tus raíces y tu tierra, a lo que tanto esfuerzo has dedicado a lo largo de tu vida… porque ya ves que tu corazón no se siente feliz.

              ¡Uy lo que nos cuestan los cambios, si podemos los evitamos o retrasamos! Cambiar costumbres, opiniones, ideas. Qué fácil comprender a san Agustín cuando rezaba: «concédeme castidad y continencia, pero todavía no, porque tenía yo miedo de que me escuchases demasiado pronto».

      Creo que uno de nuestros pecados importantes (del que poco nos revisamos) es el «conformismo». Escribía el pensador Francesc Torralba:

Conformarse con lo que hay es empezar a morir. Mientras uno es capaz de indignarse, de discrepar, de imaginar que otro mundo es posible y de luchar por él, la historia está viva.

El conformismo es el principio del final, la consecuencia de la deconstrucción de todos los sueños utópicos. Es una grave ideología que corroe el mundo.

La palabra conformismo procede del verbo conformar y denota la tendencia a aceptar, de un modo ciego, las costumbres aceptadas por los demás y a parecerse a ellos, tendencia que conlleva una erosión de la propia creatividad personal y del talento oculto que subsiste en el fondo de todo ser humano.


De esta ideología deriva una actitud tóxica y perjudicial, unas prácticas malsanas, pues consiste, esencialmente, en una actitud de obediencia y de resignación, en una pasividad que hace que la persona niegue su ser, su talento, su creatividad potencial, para perderse a sí misma, en vez de ser el autor de su vida, el señor de sus actos y de su existencia.


           Y por eso nos cuesta imaginar y construir una Iglesia sinodal, unas parroquias auténticamente evangelizadoras, una política sana y comprometida con los problemas reales de los ciudadanos, unas comunidades más vivas, etc. Y seguimos como siempre y con lo de siempre. A esto se ha referido también el Papa Francisco :

«La costumbre nos seduce y nos dice que no tiene sentido tratar de cambiar algo, que no podemos hacer nada frente a esta situación, que siempre ha sido así y que, sin embargo, sobrevivimos.

A causa de ese acostumbrarnos ya no nos enfrentamos al mal y permitimos que las cosas «sean lo que son», o lo que algunos han decidido que sean.

Pero dejemos que el Señor venga a despertarnos, a pegarnos un sacudón en nuestra modorra, a liberarnos de la inercia.

Desafiemos la costumbre, abramos bien los ojos y los oídos, y sobre todo el corazón, para dejarnos descolocar por lo que sucede a nuestro alrededor y por el grito de la Palabra viva y eficaz del Resucitado».(JBergoglio, Exsultate et gaudete, 137).

             La felicidad, la realización personal, el sentimiento de plenitud, no pueden venir sólo de tener tierras, tener ganados, tener pareja, tener el tiempo ocupado, tener prestigio y ser respetado.

Y menos todavía al «ver» (¡y no siempre queremos verlo!) a tantos hermanos en el mundo a los que falta lo esencial para vivir con dignidad. Como dice una frase que he leído por Internet:

«Ya estamos a tope de gente que se quiere a sí misma: ahora nos faltan los que se preocupen de los demás».

       Y es que nos faltan las estrellas. Como Abram, Dios quier que miremos también hacia arriba, él tiene mejores planes, tiene algo distinto que ofrecerte, algo en lo que no te has embarcado todavía. Mirar hacia arriba es mirar hacia Dios, es estar dispuesto para Dios. 

           Al comienzo todavía de la cuaresma, es una actitud válida y necesaria para ir más allá de donde estamos, para dejar de dar vueltas a nosotros mismos, nuestras cosas, nuestras obsesiones, nuestros proyectos… y que haya en nosotros Nueva Vida, la que nos viene del Resucitado como dice el Papa, que es mucho más que una estrella del cielo: es todo un Sol que nace de lo alto.

Hoy suena para ti, para la Iglesia, para las parroquias y cada Comunidad…. un grito de Dios: ¡Hay que salir! 

Salir de donde estamos para llegar a lo que todavía no somos ni hemos conseguido (San Juan de la Cruz, el poema de arriba), y para ello hay que dejar lo de siempre atrás. Para caminar… sin saber adónde (a Abraham no se le dieron explicaciones, sólo instrucciones: SAL).


 En este sentido podemos leer hoy las palabras de Pablo a Timoteo: Hay que salir de esa vida y de esa fe rutinaria, para tomar parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé.

 Dejemos que el Señor venga a despertarnos, a pegarnos un sacudón en nuestra modorra, a liberarnos de la inercia, como tuvo que hacer con los apóstoles en el Tabor cuando se llenaron de miedo y espanto, para que nos diga: «Levantaos, no temáis».

El Señor quiere contar con cada uno de nosotros, y con una Iglesia y unas parroquias y unas comunidades que dejen de mirar hacia atrás (ya sabes que Sínodo significa CAMINAR CON OTROS), porque “haré de ti un gran pueblo para que sean bendecidas todas las familias del mundo”. Todas. 

         ¿Difícil? ¿Que cómo lo hacemos? Ahí es donde entra el «fiarse de Dios». Si Él nos está pidiendo que salgamos, a nosotros nos toca ponernos en marcha.

Abraham ESCUCHÓ al Señor y le fue fiel. Y se cubrió de bendiciones y fue cauce de bendiciones para otros muchos. Hoy hemos recibido la misma invitación: “Este es mi Hijo, escuchadle”. “No temáis, levantaos”.

Nos quedamos hoy con estas palabras, les damos vueltas en la oración y… ¡a ver qué pasa! (¡a no ser que tengas más años que Abram!). Abrán marchó, como le había dicho el Señor. Pues «andandico«, como decía mi abuela.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Bendita Eucaristía

Fortalece tu espíritu ante los engaños del enemigo

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 133. El trabajo oculto de Andrés

Capítulo 134. La curación de Jerusa en Doco


Después de la letanía del Rosario

¨Oh Dios, cuyo unigénito Hijo,
con su vida, muerte y resurrección,
nos alcanzó el premio de la vida eterna:
concédenos, a los que recordamos estos
misterios del Santo Rosario, imitar
lo que contienen y alcanzar
lo que prometen, por el mismo
Jesucristo, Nuestro Señor.»
Todos: Amén.

Para Meditar

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!

 
 

Mensajes de la Semana: Febrero 26 del 2023

Evangelio de Jesús26 de Febrero del 2023

Las Tentaciones De Nuestros Desiertos

La Cuaresma es el tiempo favorable para reavivar nuestras relaciones con Dios y con los demás; para abrirnos en el silencio a la oración y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado; para romper las cadenas del individualismo y del aislamiento y redescubrir, a través del encuentro y la escucha, quién es el que camina a nuestro lado cada día, y volver a aprender a amarlo como hermano. (Papa Francisco ’23)

TIEMPO DE DESIERTO

         Podríamos decir con nuestro lenguaje de hoy que Jesús se toma tiempo para un retiro, para unos ejercicios espirituales.

         El desierto en la cultura judía está lleno de resonancias y recuerdos.

Es el lugar físico en el que un numeroso grupo de esclavos, de hombres deshumanizados, desenraizados, aprenden a caminar con otros, aprenden a ser Pueblo unido, y aprenden la libertad. Y especialmente aprenden a conocer, aceptar y fiarse de Dios. Tiempo, sudor y lágrimas les costó.

         Pero además de ser un lugar físico, es también una situación vital, de encuentro consigo mismo, de revisar y reorientar la vida.

Es un tiempo para discernir, para tomar decisiones, para preguntarse hacia dónde camino y con quién. Y en este «con quién» habría que incluir a las personas, a la comunidad creyente y al mismo Dios: ¿Qué pintan realmente en mi vida?

         También el desierto puede ser ese «lugar» en el que a veces nos pone la vida. Cualquiera de nosotros podría describir momentos vitales en que se ha encontrado con el corazón hecho un desierto, donde parece que nada vivo puede surgir, donde se han resecado los mejores sentimientos, donde el sol de la vida lo ha dejado todo bastante seco y agrietado. 

         Son momentos de desierto esas ocasiones en que hay que tomar grandes decisiones sobre la propia vida, y donde, a la hora de la verdad, siempre estamos solos, porque nadie puede ni debe tomar las decisiones en nuestro lugar, y el riesgo, en definitiva, lo asumo yo.

Es también un desierto el estado de ánimo que nos queda cuando alguien muy querido para nosotros deja de estar a nuestro lado, porque la vida lo lleva a otro lado, porque hubo un malentendido, o porque su vida se apagó para siempre. 

          Puede ser tiempo de desierto ese día en que hacemos silencio en nuestro interior, y nos preguntamos qué estamos haciendo, qué hemos hecho, cómo estamos viviendo… y nos da la sensación de que nos hemos equivocado grandemente, y a lo mejor no sabemos decir dónde estuvo el error, o cómo corregirlo.

         Y es tiempo de desierto cuando nos sentimos tremendamente solos al asumir alguna responsabilidad, algunas decisiones, algunas opciones, que otros no comparten, o ni siquiera entienden, o que desconocen.

         Como también podemos hablar de desierto cuando el resultado de nuestros trabajos no se corresponde con el esfuerzo hecho. Cuando esa ilusión que acariciábamos se nos escapa de las manos. O cuando comprobamos que nuestros mejores amigos no lo son tanto, o que, a pesar de estar rodeados de muchísima gente estamos bastante solos. O cuando la paz familiar se fracturó  dolorosamente…

         Con estas pistas ya podemos poner contexto al Evangelio de hoy. Nos ha dicho el Papa en su mensaje de este año:

En este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado.

Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida. Debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado. Un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración.


         Por tanto vayamos al desierto con el Señor. O contemos con el Señor en nuestro desierto personal y eclesial actuales.

LLEGA EL TENTADOR

         Cuando todo va estupendamente en mi vida, cuando mis relaciones personales son satisfactorias, mi salud no me da sustos, mi trabajo es aceptable, mis dineros son suficientes, las condiciones sociales, económicas y políticas no son especialmente duras … pues no hace falta calentarse mucho la cabeza, ni plantearse decisiones difíciles, ni tienen mucho espacio las tentaciones.


         Pero aún en tiempos buenos, aunque nuestra vida sea un «jardín de Edén» (primera lectura), tarde o temprano se presenta el Tentador.

Y lo hace especialmente en los momentos más difíciles, porque pronto supo que cuando las cosas se ponen negras y andamos debilitados por el cansancio del camino y de la vida, por la confusión y la falta de claridad, o por la falta de reflexión… es cuando viene con sus diabluras, porque más fácilmente caemos en tentación, 

    «Tentador» o «diablo», son los dos nombres que usa el evangelista, sin darnos ningún otro dato sobre este personaje. Solo sus intenciones y sus métodos. Pero suficiente para poder reconocerlo y hacerle frente. 
         El relato del Génesis nos lo pinta bajo la figura de una serpiente, pero tiene múltiples disfraces y recursos para confundirnos (para Jesús, su querido amigo Pedro, fue instrumento de Satanás).

Su objetivo siempre es el mismo: que no seamos lo que debemos ser. Que nos apartemos de la misión que Dios nos ha encomendado. Que no aceptemos nuestra condición limitada como criaturas, y nos creamos más listos que Dios.

Que los infinitos recursos que Él pone a nuestro servicio se transformen en medios para dividir y enfrentar (contra la pareja, contra la creación, contra Dios mismo), dañar, destruir, crear conflictos, jugar con nuestros deseos de modo que sean ellos nuestro criterio de vida, y no discernimiento entre el bien y el mal. En definitiva su estrategia y su objetivo es: apartarnos del bien.

LAS TENTACIONES

         Las tentaciones que acechan a todo hombre pueden resumirse en TRES: tanto las que sufrió  Israel como Pueblo cuando anduvo errante por el desierto, como las de Jesús a lo largo toda de su vida y en diversos momentos, como las de la Iglesia misma (en esta etapa sinodal se presentan no pocas tentaciones para no avanzar e incluso dar marcha atrás), como las de cada uno de nosotros.

         + La primera es hacernos dudar de lo que realmente somos: hijos de Dios, imágenes suyas, instrumentos de Dios para hacer el bien: «si eres hijo de Dios…», es el estribillo que acompaña a cada una: convierte estas piedras en panes, bájate de la cruz, usa tus talentos y recursos solo para ti mismo, para satisfacer tu hambre, tus necesidades.

En definitiva se llama egoísmo y se llama olvidar quién soy realmente y de dónde (de Quién) vengo. Esto me ocurre fácilmente cuando dejo fuera de mi vida su Palabra. Precisamente es la Palabra de lo que se sirve Jesús para rechazar cada tentación.

    + La segunda es pretender que Dios se ponga a mi servicio, usar a Dios para mis intereses, ponerle a prueba para que me resuelva mis problemas.

Es una tentación muy sutil. Precisamente segundo mandamiento se refiere a ello: «usar el nombre de Dios en vano», que Dios bendiga lo que nada tiene que ver con Él, exigirle que intervenga en mi favor.

Esperar que las soluciones a mis problemas vengan de fuera, de otros. Es acercarme a la oración para darle instrucciones a Dios de lo que me interesa y conviene que haga… en vez de preguntarme en su presencia lo que tengo que hacer para no tropezar y caer, cuál es su voluntad.

         + Y la tercera vendría a ser la ambición desmedida, «todo esto te daré»…

Claro, siempre queremos más, siempre queremos lo mejor, nunca estamos satisfechos con lo ya conseguido, queremos triunfar, que nos admiren a cualquier precio… y por ese camino terminamos postrados a los pies de los señores de este mundo: el beneficio, la imagen, el prestigio, el consumismo depredador de la naturaleza y de los más pobres, el usar del otro para mi ventaja, etc.

         En tiempo de desierto (Cuaresma) debemos estar atentos a estas tentaciones, revestidas quizá con otros ropajes, pero siempre las mismas, para plantarles cara y vencerlas.

         El Papa nos ha subrayado en su mensaje que el camino cuaresmal tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Y que a Jesús hemos de seguirlo juntos, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje.

         No me alargo más. Al comienzo de esta Cuaresma: si te pilla en medio de algún desierto… este Evangelio es una oportuna ayuda para discernir lo que Dios quiere de ti, y cuáles son las tentaciones que te acechan.

Si no estás ahora en momento de desierto… es la ocasión mejor para hacer unos ejercicios espirituales de 40 días… revisando tu vida para poder responder más y mejor a la misión que Dios ha querido encomendarte, aunque tengas que hacerlos en medio de tu vida cotidiana.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Si Yo No Tengo Amor

¡No te endeudes con la justicia Divina!

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 131. Discursos en Agua Especiosa. No robes. No envidies

Capítulo 132. Discurso de conclusión en Agua Especiosa


Después de la letanía del Rosario

¨Oh Dios, cuyo unigénito Hijo,
con su vida, muerte y resurrección,
nos alcanzó el premio de la vida eterna:
concédenos, a los que recordamos estos
misterios del Santo Rosario, imitar
lo que contienen y alcanzar
lo que prometen, por el mismo
Jesucristo, Nuestro Señor.»
Todos: Amén.

Para Meditar

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!