Mensajes de la Semana: Octubre 3 del 2021

Evangelio de Jesús3 de Octubre del 2021

No Es Bueno Estar Solo…

Por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.
Así es mi voz cuando digo
de tan solo, de tan triste
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.
¿Qué es eso que va volando?
sólo soledad sonando.

Ángel González 

  •             El 16% de vecinos del área metropolitana de una de nuestras grandes capitales sufrió «soledad relacional» en 2020. El 11,5% de los 5.000 encuestados no suele hablar con nadie: ni con vecinos, ni familiares, ni amigos.

Ni el teléfono, ni las videollamada ni el contacto esporádico con los vecinos resultan suficientes para cubrir las necesidades relacionales que permiten los contactos presenciales.

Quienes más sufren de esta soledad son las mujeres mayores de 75 años que viven en ciudades del extrarradio, pero también el 18% de entre 44 y 65 años. Las depresiones, los suicidios, y el empeoramiento cognitivo, son algunas de las secuelas de este drama. 

           Según un estudio de la Fundación ”la Caixa” (noviembre de 2020), una de cada cuatro personas adultas en nuestro país se siente sola o se encuentra en riesgo de aislamiento social. Y el Instituto Nacional de Estadísticas (2017), nos revela que el 10,2 % de la población española (46,07 millones), vive sola.

El 25,4 % del total de hogares. Dentro de quince años, en 2033, en España habrá casi 20,3 millones de hogares y casi tres de cada diez, estarán habitados por una sola persona. No serán muy diferentes los datos en otros países. 

  •            Los españoles tienden a sentirse más solos principalmente «por la noche, los fines de semana y en las situaciones de problemas personales o enfermedades».

Sí, estaremos llenos de aparatitos para estar conectados con todo el mundo, pero al final, no pocos se tienen que comer su ansiedad con pipas y palomitas, antes de llamar a nadie, que «bastante tendrá con lo suyo».

Pero no se trata solo de esas personas mayores que van al médico o a misa sólo por hablar con alguien. No sólo esos desempleados que ven pasar el año sin más citas que la del Inem.

También gente con pareja, con trabajos de éxito, que gastan lo que sea en comprar sucedáneos de compañía. Sin embargo la verdadera compañía, la que llena el corazón ni se compra, ni se vende, ni se busca en Google, ni se soluciona con las redes sociales. Sólo se encuentra. Pero no todos, y no siempre lo consiguen. Todos ansiamos sentirnos únicos y especiales para alguien. Vivos. De manera presencial, real.

  •            «No es bueno que el hombre esté solo», nos ha dicho el  Libro del Génesis. 

Hay muchos tipos de soledad: está la «soledad social», en que la persona no tiene a nadie; la «emocional», en que nos sentimos rechazados y echamos de menos, y un tercer tipo de soledad de la que a menudo no se habla es la «soledad existencial».

Es decir, la sensación de no poder conectar con los demás, de sentir que nos falta propósito, y eso está muy ligado al sentido de la vida”.  (Javier Yanguas)

           Hay quienes sufren la soledad de ir perdiendo -por el inevitable paso del tiempo, o por tenerse que trasladar fuera de donde siempre vivieron, o por otros motivos-, a casi todas sus amistades, y a su propia pareja. Y eso «no es bueno».

Otros viven aislados por problemas de salud, por pérdida de poder adquisitivo, por haber tenido que dejar su patria, porque se rompió su familia… Y esto tampoco «es bueno».

Y otros se encuentran «solos» porque no se ven capaces, o no se dan permiso para compartir su mundo interior, sus deseos, sus sueños, sus preocupaciones, sus miedos… ni con sus «amigos» (entre comillas), ni con su familia, ni con su pareja…

Es por no preocuparles, es porque no me van a entender, es porque van a pensar mal de mí, es porque… «ya saldré yo solo adelante como sea»… La pandemia del coronavirus no ha hecho sino ampliar y multiplicar la soledad de muchos.

            Ninguna de estas cosas son buenas. La Biblia nos lo ha dicho: «Adán no encontraba ninguno como él que le ayudase». Ni animales ni cosas: Sólo otro u otra como yo, es decir, otra persona con la que interaccionar, compartir, crear proyectos, compartir, crecer, madurar juntos… me puede ayudar.

A veces nos hemos creído que ser independientes, ser autosuficientes, estar solos… nos hacía más libres, o más fuertes. Pero es un gran engaño.

Hemos sido creados para el otro, para el encuentro, para la entrega mutua, para la comunión. Incluso el mismo Jesús, antes de empezar con su tarea misionera quiso buscarse un «grupo» de compañeros.

Y por su parte, San Pablo entendió que la primera consecuencia del mensaje pascual y del amor de Jesucristo… era vivir la fe en comunidad, con otros.

           Este «signo de los tiempos» me hace sentir una llamada urgente a que todos los creyentes (aunque no sólo, claro) salgamos de nuestras «soledades» y busquemos caminos para tender puentes, para interesarnos mucho más por los otros, para acercarnos, para propiciar encuentros, para reducir soledades, para profundizar y cuidar nuestras relaciones… 


  • Otro de los temas importantes en las lecturas de este día es el Matrimonio. No pretendo ni de lejos entrar aquí en un tema tan complejo, con tantas susceptibilidades y sensibilidades y matices necesarios.

Habría que explicar el vocabulario empleado en el texto, las circunstancias sociales de aquella época y la mentalidad judía y romana que están detrás de las palabras del Evangelio… y que posibilitan muy diferentes interpretaciones.

Y habría que tener muy presentes las perspectivas y criterios de la «Amoris Laetitia» del Papa Francisco. 

No es una homilía el lugar para abordar todo esto. Pero voy a dar unas sencillas «puntadas» que nos puedan ayudar:

  •              En tiempos de Jesús era pacíficamente admitida una Ley de divorcio, recogida en la Ley de Moisés. Aunque había distintas interpretaciones sobre los motivos que podían llevar al «varón» a «despachar» de casa a su mujer.

O sea: había divorcio, y además se entendía el matrimonio como un asunto «desigual» entre el hombre y la mujer, a favor del varón, claro.

      Jesús hace dos afirmaciones relevantes. La primera de todas es que no es voluntad de Dios que el hombre esté por encima de la mujer, porque fueron creados iguales para formar juntos una nueva realidad, «una sola carne», con la expresión bíblica.

De modo que los dos juntos, entregándose, amándose, uniéndose y siendo fecundos… son la imagen de Dios. 

     En segundo lugar: la Ley de Moisés había buscado un «cauce» legal para los casos en que el matrimonio no funcionaba, por culpa de la «estrechez de corazón», la terquedad de los hombres. Esa Ley mosaica intentaba defender a la mujer, concediendo al varón el «derecho» a dejarla «libre» de su matrimonio, sin que se la pudiera acusar de adulterio.

De ahí se pasó a una mentalidad divorcista donde el varón podía hacer casi lo que le diera la gana con ellas.

Pues bien: Jesús no entra al trapo de las discusiones rabínicas sobre los motivos para poder romper el vínculo matrimonial, ni tampoco descalifica directamente la Ley de Moisés, como esperaban los fariseos.

Sino que se remonta y «recuerda» cuál era el proyecto primero de Dios: El amor para siempre.

     El proyecto de Jesús, eso que llamamos «Reino» es un ideal, una aspiración profunda del ser humano, y nos llama a aspirar a los «máximos», nos propone decisiones radicales. Podríamos recordar otras, como por ejemplo la invitación a sus discípulos a «dejarlo todo» para seguirle. Y todo es todo. O cuando pide perdonar setenta veces siete. O ponerle al cuello una piedra de molino al que escandalice y tirarlo al mar, o cortarse la mano…

Así subraya lo importante, lo esencial. Dicho de otra manera: No puede ser que el punto de partida de una relación matrimonial sean los intereses egoístas de una de las partes (o de las dos). Y también que el amor para toda la vida es posible para aquellos que no son «estrechos de corazón».

Podemos encontrar bellísimos testimonios de personas que son felices juntas después de vivir juntos años y años, la vida entera, a pesar de las dificultades que encontraron. Es posible y deseable.

                Este ideal no está lejos de lo que la inmensa mayoría de las parejas siente y busca en una relación de pareja.

Al margen de religiones y creencias, y al margen del modo de «casarse», todos añoran un amor para siempre. Aunque nuestra cultura de hoy (como en tiempos de Jesús) desprecie la fidelidad, el esfuerzo, el compromiso a largo plazo, y nos repita que el amor se acaba.

     Yo creo, como San Pablo, que el amor no acaba nunca. Se acaban algunas relaciones mal asentadas, mal cuidadas. Y se dan situaciones dolorosas, fragilidades, errores que no se pueden ni deben mantener a toda costa.

Probablemente no hubo un auténtico y maduro amor (o amistad) desde el principio. Y a estas situaciones, la comunidad cristiana y la sociedad tienen que buscar soluciones.  Las relaciones «tóxicas» no deben prolongarse.

           Como decía Erich Fromm en un bellísimo libro, el amor es un «arte» que hay que aprender y mejorar cada día, que tiene sus técnicas y herramientas. No basta la atracción personal o sexual.

Hay otros muchos elementos necesarios que conviene cuidar y cultivar. Las relaciones personales se fortalecen o se destruyen…. no de un día para otro, sino cada día, todos los días.

Y a veces habrá que tener la humildad de pedir ayuda para sanar lo que está ya enfermo… pero todavía no ha muerto.

Termino con un pequeño cuento oriental:

— ¿Quién es?, preguntó la amada desde dentro.
— Soy yo, dijo el amante desde fuera
— Entonces márchate.  En esta casa no cabemos tú yo


El rechazado amante se fue al desierto, donde estuvo meditando algunos meses, considerando las palabras de la amada.  Por fin regresó y volvió a llamar a la puerta:


— ¿Quién es?
— Soy tú
Y la puerta inmediatamente se abrió


por Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

«Espirítu Santo de Dios  Sana mi Vida»

«Ven Espíritu Santo, aquí estoy, con todo mi pasado dentro de mí, para pedirte la paz.

Mira Señor que las cosas que he vivido están lastimándome por dentro.

Mira esas angustias y dolores que aparecen a causa de ese pasado que no me deja ser feliz.

Ven, Espíritu Santo, a invadir todo mi pasado para transfigurarlo y renovarlo.

Pasa por todo mi ser iluminando, sanando y liberando.

Toca todos mis recuerdos y cura todo el dolor y la inquietud que producen en mi existencia.

Pasa, Espíritu de amor, y sáname por todos los momentos tristes y dolorosos, por aquellos días en que no me sentí amado, o fui despreciado, maltratado, lastimado, utilizado, calumniado, olvidado, ignorado.

Cura mis recuerdos.

Pasa con tu amor y restaura todo lo que se ha dañado en mi corazón.

Cura mi interior y mi cuerpo por todas las malas experiencias que viví.

Deja sólo tu inmensa paz y tu ternura. Como si fuera una herida que se cierra y desaparece, así se sana todo mi ser de esos recuerdos. Y aquello que me hizo sufrir ya no existe.

Pasa Espíritu Santo, alivia, cicatriza, restaura. Amén.»

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

EVANGELIO EN AUDIO

Domingo de la 27ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B 3 octubre, 2021



RadioPalabra.org/


Video de la Semana

Si conocieras el don de Dios – Destellos Musicales – Instrumentos de Jesús y María

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Mensajes de la Semana: Septiembre 26 del 2021

Evangelio de Jesús26 de Septiembre del 2021

Dibujando El Rostro De La Iglesia De Jesús

         Jesús había comenzado una especie de «cursillo intensivo» para ayudar a madurar a sus discípulos y aclarar cómo ha de ser el rostro de su Comunidad. Ya meditamos el domingo pasado los primeros «temas» de ese cursillo. 

Hoy se presenta uno de los Zebedeos contando un «incidente» a propósito de alguien que andaba expulsando demonios en el nombre de Jesús y «se lo hemos querido impedir».

¡Ay qué pronto empezamos con prohibiciones, impedimentos y controles! ¿Y cuál es la razón para semejante «iniciativa»? 

              El  problema es que “no es de los nuestros”. No forma parte de nuestro grupo, dice el apóstol. Literalmente traducido: «no nos sigue a nosotros». Así que lo que les inquieta no es si “está o no con Jesús”, sino que “no está con nosotros”.

Tampoco importa que “haga milagros”, “eche demonios”, “luche por la liberación de los demás”. Todo eso tiene poco valor para ellos.

Lo que les importa es que “no es de nuestro equipo”, “no es de nuestro partido”, “no es de nuestra mentalidad”, “no habla nuestra lengua”, “no es de nuestro color”, “no es de nuestra clase social”, “no tiene nuestra religión”…

            El grupo de los discípulos ha ocupado el lugar de Jesús, se sienten «dueños» de él. Aquel exorcista “no es de los nuestros”.

El punto de referencia no es Jesús, sino “nosotros”. No importa si hace el bien, lo que importa es que “no es de los nuestros”. La comunidad apostólica aparece intolerante y sectaria, preocupada por su expansión y por el éxito del grupo.

Juan personifica la actitud natural del que se preocupa de conquistar adeptos y de reforzar el propio grupo eclesial. No parece preocuparles la salud de la gente, sino su prestigio grupal.

La queja  del Zebedeo pone de manifiesto los celos del grupo ante el extraño, y deja entrever que la autoridad que Jesús les había concebido la han interpretado no en clave de servicio, sino como privilegio y esclusividad.

               El reproche de Jesús quiere corregir la mirada de los suyos para que se fijen, no tanto en «quién» tiene esa autoridad, quién hace exorcismos, quién usa su nombre… cuanto en el servicio y el bien que se realiza con ella.

Lo primero y más importante no es que crezca el pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo.

Lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo destruye y hace desdichado.

Lo primero no es si tiene permiso, si está bautizado, si es creyente, si practica, si su vida está conforme a las prescripciones religiosas…. sino QUE HACE EL BIEN.

          Una falsa interpretación del mensaje de Jesús nos ha conducido a veces a identificar el Reino de Dios con la Iglesia.

Según esta concepción, el reino de Dios se realizaría dentro de la Iglesia, y crecería y se extendería en la medida en que crece y se extiende la Iglesia. Pues no.

En su recientísimo viaje a Bratislava, decía el Papa Francisco:

La Iglesia no es una fortaleza, no es una potencia, un castillo situado en alto que mira el mundo con distancia y suficiencia, sino más bien es la comunidad que desea atraer hacia Cristo con la alegría del Evangelio.

El centro de la Iglesia no es ella misma.  Salgamos de la preocupación excesiva por nosotros mismos, por nuestras estructuras, por cómo nos mira la sociedad…

Adentrémonos en cambio en la vida real, la vida real de la gente. A las nuevas generaciones no les atrae una propuesta de fe que no les deje su libertad interior, no les atrae una Iglesia en la que sea necesario que todos piensen del mismo modo y obedezcan ciegamente.

            Estas cosas nos ocurren demasiado. En la tremenda polarización desatada en este tiempo, resulta que si el partido que gobierna no es de los nuestros… no hará nada bien. Siempre miente, siempre tiene ocultas intenciones, se equivoca de objetivos, es «el enemigo» que hay que derribar como sea…

¿De verdad que «el otro» no hace nada bien? ¿De verdad que no podemos encontrar puntos de encuentro y colaboración? ¿Sólo «los míos» lo harían mejor? ¿La actividad política no consiste en buscar consensos, acuerdos, unir fuerzas…?


Y lo mismo ocurre en el ámbito religioso: si no es de nuestro grupo-movimiento-parroquia, si no es de los nuestros… mejor no arrimarse ni mezclarse. Es como si dijeran «nosotros tenemos la verdad y correcta interpretación del Evangelio».

No lo dicen, pero es como si lo dijeran. Sólo nuestros curas, nuestras celebraciones, nuestros cursillos, nuestros retiros, nuestras ideas, nuestros… Recuerda uno aquello que decía Machado:

«¿Tú verdad? no, la verdad;  y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela». Cuando no queremos escuchar la opinión del otro y dialogar con él, es que no nos interesa la verdad, sino la seguridad que me proporciona «mi» verdad.

El buscador y defensor de la verdad y el bien no le cierra la boca al que tiene otras ideas, ni lo convierte en enemigo, ni le prohíbe seguir pensando, investigando o expresándose, ni intenta controlar sus obras…

       Y el grupo de Jesús es el que tiende puentes, el que crea comunión, el que sabe apreciar el bien venga de donde venga, el que suma fuerzas, el que se alegra de la riqueza de lo diferente, sin pretender uniformar, imponer, silenciar, excluir…

«Católico» significa espíritu universal, que sabe descubrir lo valioso en los otros, siempre en búsqueda de la Verdad (1ª lectura), dialogando, porque de los otros siempre hay algo que aprender.

         Otra advertencia importante de Jesús tiene que ver con el «escándalo». En la Biblia el «escándalo» no indica un mal ejemplo o un hecho indignante, sino una «trampa», algo que hace tropezar.

A Jesús lo tacharon de escándalo sus adversarios, porque sus enseñanzas les descolocaban, les hacían dudar, les perturbaban. Aquí Jesús piensa en los que obstaculizan la fidelidad a él y a su palabra, hacen caer en el pecado, apartan a alguien de la fe, no le dejan «entrar en la vida». 

Los “pequeños” que creen en Jesús, son los miembros más débiles de la comunidad. Y también lo que a uno mismo le hace tropezar, caer, perderse.

Con frases muy duras, propias de la cultura judía, Jesús menciona la mano, el pie, el ojo. 

  • La mano: simboliza la actividad, lo que hacemos. Si nuestras obras nos hacen tropezar, es conveniente cortar con ellas por lo sano, para no acabar en el basurero. El mal obrar, el actuar con intenciones perversas o equivocadas, nos lleva al tropiezo, nos separa del Reino.
  • El pie hace relación al camino, pues los senderos (metas) determinan a dónde vamos, como también  a quién seguimos (modelos). El «camino» es, en la cultura semita y en muchas otras, simboliza el modo de vivir. Si nuestro estilo de vida nos hace tropezar, nos aparta de los caminos de Dios… es conveniente una buena poda.
  • El ojo: Varias citas del Antiguo Testamento relacionan el ojo con un estilo de vida altanero, egoísta y aferrado a las riquezas. 

El ojo es símbolo de la relación con los bienes materiales; un ojo bueno/sano no es avaro ni envidioso; un ojo malo/enfermo es el que codicia y retiene para sí, desea desordenadamente.

Si nuestra relación con las riquezas o bienes nos hace tropezar, si existimos para acumular y no compartir, si nuestras ambiciones y deseos no son adecuados…  acabaremos en el «basurero», y perderemos el Reino, que es plenitud de la vida compartida.

          Es decir:  “Si tu manera de actuar (mano) te pone en peligro –te hace vivir desde y para la ambición-, cámbiala.

Si vas por un camino equivocado (pie), que no lleva a la entrega y al servicio, modifica el rumbo. Si tus deseos (ojo) no van en esa misma línea de amor servicial a todos, transfórmalos”.

          Escandaliza todo aquel que, con su actuación, obstaculiza o hace más difícil la vida digna y humana de los demás.

Aunque la advertencia va para todos, especialmente tiene que ver con los que tienen responsabilidades, por ejemplo, en este sistema económico tan injusto, con la mala gestión política y la corrupción, con malos ejemplos de vida… deshumanizadores.

Hemos escuchado la advertencia del Apóstol Santiago: «Mirad el jornal de vuestros obreros… Habéis vivido con lujo sobre la tierra»… Y también, claro, los que tienen responsabilidades pastorales, educativas…

     En fin. Como decía Moisés: «¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!». ¡Ojalá que nadie del Pueblo del Señor escandalizara! ¡Ojalá que el centro de la Iglesia (y de la sociedad) fueran siempre las necesidades de los más pequeños!.


por Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

«Espirítu Santo de Dios  Sana mi Vida»

«Ven Espíritu Santo, aquí estoy, con todo mi pasado dentro de mí, para pedirte la paz.

Mira Señor que las cosas que he vivido están lastimándome por dentro.

Mira esas angustias y dolores que aparecen a causa de ese pasado que no me deja ser feliz.

Ven, Espíritu Santo, a invadir todo mi pasado para transfigurarlo y renovarlo.

Pasa por todo mi ser iluminando, sanando y liberando.

Toca todos mis recuerdos y cura todo el dolor y la inquietud que producen en mi existencia.

Pasa, Espíritu de amor, y sáname por todos los momentos tristes y dolorosos, por aquellos días en que no me sentí amado, o fui despreciado, maltratado, lastimado, utilizado, calumniado, olvidado, ignorado.

Cura mis recuerdos.

Pasa con tu amor y restaura todo lo que se ha dañado en mi corazón.

Cura mi interior y mi cuerpo por todas las malas experiencias que viví.

Deja sólo tu inmensa paz y tu ternura. Como si fuera una herida que se cierra y desaparece, así se sana todo mi ser de esos recuerdos. Y aquello que me hizo sufrir ya no existe.

Pasa Espíritu Santo, alivia, cicatriza, restaura. Amén.»

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

EVANGELIO EN AUDIO

Domingo de la 26ª Semana del Tiempo Ordinario – Ciclo B Marcos 9,38-43.47-48: «El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela.»



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Video de la Semana

Tu Eres Mi Señor – Destellos Musicales – Instrumentos de Jesús y María

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