Mensajes de la Semana: Septiembre 5 del 2021

Evangelio de Jesús5 de Septiembre del 2021

¡¡Ábrete!!! ¡Effetá!

«Es sordo y mudo el que no tiene oídos para oír la palabra de Dios, ni lengua para hablarla; y es necesario que los que saben hablar y oír las palabras de Dios ofrezcan al Señor a los que ha de curar». (San Beda)

          ¥ Los evangelistas nos describen a menudo a Jesús en movimiento, caminando, recorriendo todos los lugares donde los hombres puedan necesitarle.  El caso es que hoy se ha metido por territorios paganos. Y allí le salen al paso, presentándole un sordo con dificultades para hablar. 

         Una persona sorda o con dificultades auditivas a menudo sufre el «aislamiento» de su entorno, le cuesta más enterarse de lo que pasa, le resulta más difícil dar respuestas, y encuentra mayores dificultades para aprender a hablar.

          ¥ En los profetas la sordera y la ceguera son símbolos de la resistencia o el rechazo ante el mensaje de Dios; se refieren a la persona seducida por voces engañosas.

Por tanto, a este personaje sin nombre podemos tomarlo como representante de aquellos que -dentro y fuera del pueblo de Dios- no son capaces de prestar oído/obediencia a Dios. Como también de los que están «desconectados» de los demás, y de los que no tienen «voz».

Más allá de la sordera física, existe otra sordera de la que la humanidad, más que curada, tiene que ser salvada: “es la sordera del espíritu, que levanta barreras cada vez más altas a la voz de Dios y del prójimo, especialmente al grito de socorro de los últimos y de los que sufren, y que encierra al hombre en un profundo y corrosivo egoísmo”. (Benedicto XVI, Nov 2009). 

          ¥ Isaías anunciaba hoy que «Dios en persona» vendría a despegar los ojos del ciego, que abriría los oídos del sordo y cantaría la lengua del mudo.  Esto nos ayuda a comprender mejor la escena del Evangelio y a situarnos de modo que esta historia… nos diga algo a cada uno. Veamos: 

  • No es extraño que nos volvamos sordos a nuestra propia voz interior. Esa voz que nos «dice» que nuestro estilo de vida realmente no nos gusta, que nos hemos dejado manejar por otros, que nos estamos volviendo muy superficiales o vulgares.

Esa voz del corazón/conciencia que nos reprocha habernos puesto en el centro del mundo, haciendo caso sólo a lo que nos interesa y a los que nos interesan, volviéndonos sordos a lo que pudiera complicarnos la vida.

Son esos sentimientos que nos dicen cómo somos de verdad, qué nos duele y por qué, lo que debiéramos corregir o cambiar, a qué se debe que nos sintamos incómodos, violentos, malhumorados, irritables, cansados o deprimidos… 

        Se trata de una sordera «voluntaria» e interesada, para la que echamos mano de ruidos,  actividades, palabrería,  superficialidad, viviendo pendientes de las vidas ajenas, y con escaso tiempo para la reflexión.

Pero así ¿qué palabras verdaderas y con sentido podremos decir? ¿Cómo vamos a relacionarnos de corazón a corazón?… 

Esto nos pasa porque somos «cobardes de corazón» como decía hoy el profeta. Y por ese camino nos vamos volviendo unos «extraños» para nosotros mismos, y acabamos en «tierra extranjera».

  • También es frecuente la sordera para las ondas que nos están enviando nuestros hermanos los hombres. No nos llegan a los oídos los continuos mensajes que envían personas que viven con nosotros, incluso de nuestras propias familias.

Nos están pidiendo, tal vez, una sonrisa, un rato de escucha, un detalle de cariño, un paseo juntos, una palabra de perdón o agradecimiento…


Y menos todavía los quejidos de dolor de «los otros»:

+ La soledad de tantas personas mayores en sus casas o Residencias de Mayores.  

+ De tantos emigrantes que están lejos de sus familias, tratando de salir adelante para poder enviarles como sea algo de dinero… 

+ Esos africanos que se juegan la vida en nuestras fronteras, para huir de la pobreza y de las guerras y de la escasez de recursos…

+ La frustración de tantos jóvenes que no pueden desarrollar su vocación por el mercado laboral, no pueden independizarse de sus padres, comprar una vivienda… O los parados de larga duración…

+ Y no oímos los tambores de guerra y hambre en tantos rincones de nuestro planeta: Siria, Yemen, Afganistán, Etiopía, República Democrática del Combo, Burkina Faso, Haiti, Mozambique, Libia…

+ También hay que escuchar de una vez el clamor de la Tierra,  la “hermana tierra” que clama al cielo porque es oprimida y devastada por los hombres (Laudato Si, 2, Papa Francisco).        

  • Por último está la sordera a la voluntad de Dios. No hemos aprendido mayoritariamente a leer el paso de Dios por nuestra vida y en los acontecimientos sociales, a escuchar (y entender) la Palabra de Dios, tratando de aplicarla a nuestra vida, o la voz de Dios en la Iglesia, en los pobres…

Muchos no han sido formados en el discernimiento de su voluntad… También habría que contar con el miedo a responder a sus llamadas… que es como estar mudos…

Así que, con toda seguridad, tenemos mucho en común con este personaje sin nombre que le llevan a Jesús.

  • Y qué hacé Jesús con aquel sordo, y por supuesto también con nosotros? ¿Cómo podrá sacarnos de nuestra sordera y nuestra dificultad para expresarnos?

+ Lo primero es apartarnos un poco de la gente. Es necesario que nos encontremos con nosotros mismos, en el silencio y la calma, para poder mirar las cosas con un poco de perspectiva.

Es imposible que el Señor cure nuestra sordera mientras estemos empeñados en estar metidos hasta las cejas en el jaleo exterior y en la sordera interior. Prestar atención a la voz del corazón, donde a menudo nos habla el mismo Dios.

+ En segundo lugar quedarnos a solas con él, entrar en contacto con el Maestro y con su palabra.  No basta con el silencio o con escuchar lo que llevarnos por dentro (aunque no es poco todo eso).

Necesitamos que Él nos toque la lengua, los oídos, el cuerpo entero (la Eucaristía es el espacio ideal para que ocurra todo esto).

Necesitamos echar una mirada al cielo, un «suspiro» que nos abra y acoja el poder del Espíritu, de modo que las Palabras de Jesús sean transformadoras para mí. Por ejemplo, «¡ábrete!», «sé fuerte», «no temas», «mira a tu Dios que viene a ti en persona»… 

+ Luego vendrá el momento de contar a otros lo que Dios ha hecho conmigo, lo que me ha descubierto, los horizontes que me abre, las palabras que salen desde un corazón que sabe escuchar, y que son capaces de transmitir el asombro y la alegría.

Entonces, como un discípulo al que el Señor espabila el oído cada mañana, y nos da una lengua de iniciados (así decía también Isaías en otro lugar) seremos enviados a atravesar todos los caminos y ciudades para salir al encuentro de tantos que aún no han descubierto ni se han asombrado de ese Señor que «todo lo ha hecho bien».

Es necesario que los que saben hablar y oír las palabras de Dios ofrezcan al Señor a los que ha de curar». (San Beda)

Ábrenos los oídos, que a veces somos los sordos del Evangelio,  que no te oímos bien y por eso no contamos el bien que vas haciendo en cada uno de nosotros, cuando te dejamos espacio en nuestra vida (Mari Patxi Ayerra)


por Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

«Espirítu Santo de Dios  Sana mi Vida»

«Ven Espíritu Santo, aquí estoy, con todo mi pasado dentro de mí, para pedirte la paz.

Mira Señor que las cosas que he vivido están lastimándome por dentro.

Mira esas angustias y dolores que aparecen a causa de ese pasado que no me deja ser feliz.

Ven, Espíritu Santo, a invadir todo mi pasado para transfigurarlo y renovarlo.

Pasa por todo mi ser iluminando, sanando y liberando.

Toca todos mis recuerdos y cura todo el dolor y la inquietud que producen en mi existencia.

Pasa, Espíritu de amor, y sáname por todos los momentos tristes y dolorosos, por aquellos días en que no me sentí amado, o fui despreciado, maltratado, lastimado, utilizado, calumniado, olvidado, ignorado.

Cura mis recuerdos.

Pasa con tu amor y restaura todo lo que se ha dañado en mi corazón.

Cura mi interior y mi cuerpo por todas las malas experiencias que viví.

Deja sólo tu inmensa paz y tu ternura. Como si fuera una herida que se cierra y desaparece, así se sana todo mi ser de esos recuerdos. Y aquello que me hizo sufrir ya no existe.

Pasa Espíritu Santo, alivia, cicatriza, restaura. Amén.»

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

EVANGELIO EN AUDIO

Domingo de la 23ª Semana del Tiempo Ordinario – Ciclo B
5 septiembre, 2021
Marcos 7,31-37: “Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”



RadioPalabra.org/


Video de la Semana

Esquema Completo Para Una Misa – Disco Completo – Destellos Musicales

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!

 
 

Mensajes de la Semana: Agosto 29 del 2021

Evangelio de Jesús29 de Agosto del 2021

A Vueltas con las Leyes y Tradiciones

“Las instituciones, las leyes, los modos de pensar y sentir heredados del pasado ya no siempre parecen adaptarse bien al actual estado de cosas.” (Gaudium et Spes 7)

           Cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, del sometimiento a los caprichos del poderoso y endiosado Faraón, para enseñarles a ser libres, y a convivir en fraternidad y justicia, les ofreció una «carta de la libertad», lo que se llamó los «Diez Mandamientos».

Una especie de «Constitución» básica que garantizaba esa libertad y esa convivencia justa y sana, y que tenía como fin primordial el bien del pueblo. Ese era el deseo y el proyecto de Dios. 

           No hará falta decir que Dios nunca «dictó» literalmente cada una de esas normas, ni las escribió con su dedo en unas tablas de piedra… sino que Moisés y los Ancianos, con la ayuda de Dios, y con la experiencia de los conflictos vividos durante aquella larga peregrinación por el desierto… acertó a recoger en aquellas diez claves lo que ayudaba a que se hiciera posible y se cumpliese esa voluntad de Dios: un pueblo libre, responsable y unido.

En ese sentido se puede decir con toda verdad que eran «diez palabras de Dios», porque el Dios de Israel es el que va hablando en la historia, en los acontecimientos… leídos desde la fe.

              Cuando las circunstancias sociales cambiaron y tuvieron que enfrentar la dura realidad de cada día… se presentaron nuevas situaciones. y muchas dudas sobre lo que era o no correcto hacer en cada caso. Las autoridades religiosas del pueblo se encargaron de concretar y aterrizar aquellas diez normas generales con otras leyes auxiliares: prohibiciones, leyes, ritos, mandatos etc.

La Biblia recoge cómo fueron evolucionando y adaptándose muchos de aquellos preceptos, según lo iban requiriendo las nuevas circunstancias y la maduración cultural de Israel.

          Sin embargo, este proceso tan humano y tan necesario… se convirtió en un problema cuando todos aquellos preceptos humanos (lo que el Evangelio llama la «tradición de los mayores»)  se empezaron a poner a la misma altura que los Mandamientos, sacralizándolos y convirtiéndolos en «intocables». 

Esto trajo consigo algunas consecuencias: 

+ Quienes interpretaban y actualizaban las leyes se convirtieron en «portavoces» de Dios y de su voluntad (a pesar de que el segundo mandamiento manda: «no tomarás el nombre de Dios en vano», es decir, no te servirás de la autoridad de Dios (el Nombre) para imponer cosas que no son de Dios. 

+ Y es que en no pocas ocasiones, aquellas «adaptaciones» no eran según la mentalidad de Dios… sino conforme a otros intereses, que llegaron a dejar la auténtica voluntad de Dios en segundo plano. «Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres». 

+ Y además empezó a extenderse la «mentalidad de mínimos» (lo mínimo que hay que hacer, y lo que hay que evitar para «estar en regla con Dios»), numerosas minucias para «cumplir» lo que correspondía a un buen israelita. Así la relación personal y social con Dios quedaba convertida en normas y prohibiciones… Tantas, que sólo estaban al alcance de unos pocos selectos que podían dedicarse a estudiarlas y aprenderlas, de manera que otros muchos quedaban casi «excluidos» de la buena relación con Dios.

            A Jesús le entristece y le enfada esa mentalidad rígida y legalista, y que usen el Nombre de Dios y las tradiciones de los mayores para atacarle personalmente y  descalificarle. Les reprocha que cumplan escrupulosamente mil condiciones para participar en los ritos religiosos… pero su culto estaba vacío, pues el corazón (el centro espiritual de la persona, la conciencia, las opciones de vida) estaba muy lejos de Dios. Era un culto separado de la vida, que no tocaba/cambiaba la vida, simples ceremoniales aunque fueran tan solemnes… como si eso fuera lo que a Dios le importara más. Y no era eso lo importante.

A Dios le importa el pobre, el huérfano, la viuda, el emigrante… la justicia, la misericordia (Segunda Lectura de hoy). Jesús les reclama contar con la propia conciencia y el estilo de vida (el corazón), como criterios de moralidad. Y no las normas externas ni los cumplimientos mínimos, ni las prácticas religiosas.

Intentando trasladar a nuestra realidad eclesial de hoy la escena del Evangelio… pues también tenemos muchas tradiciones, normas, ritos, obligaciones, mandatos… Son necesarios por nuestra condición humana. Pero:


+ No se puede identificar «lo que siempre ha sido así» con la voluntad de Dios. Las leyes humanas y eclesiásticas no son «sagradas», y tienen que adaptarse continuamente, buscando siempre el bien y la dignidad del ser humano.

Las instituciones, las leyes, los modos de pensar y sentir heredados del pasado ya no siempre parecen adaptarse bien al actual estado de cosas.” (Gaudium et Spes 7, Vaticano II)

+ No se pueden confundir las «mediaciones» con lo esencial. A veces pierde uno la paciencia cuando algunos defienden y confunden como algo «fundamental e intocable, que siempre se ha hecho así» con la voluntad de Dios, o la fidelidad a la Iglesia/fe: que si se comulga en la mano o en la boca, que si hay que arrodillarse o ponerse de pie, que si estas palabras las dice solo el cura o también las pueden decir los fieles, que si comemos carne en cuaresma o la sustituimos por una buena merluza fresca, que sea más importante faltar a misa un domingo que faltarle el respeto a tu pareja o pagar en dinero negro a un trabajador…

Que si no he podido comulgar porque me faltaban 10 minutos para cumplir el ayuno eucarístico, que si los seglares no son dignos para dar la comunión, que si tocar la Eucaristía con las manos (al comulgar) es una falta der respeto a Dios… Uuuuuffffff

  • Una persona de fe puede no ser fiel a todo lo que esa misma fe le reclama, y sin embargo puede sentirse cerca de Dios y creerse con más dignidad que los demás. Pero hay maneras de vivir la fe que facilitan la apertura del corazón a los hermanos, y esa será la garantía de una auténtica apertura a Dios. (Fratelli tutti, 74).

    Para orientar adecuadamente los actos de las  distintas virtudes morales, es necesario considerar también en qué medida estos realizan un dinamismo de apertura y unión hacia otras personas (Fratelli tutti,  91)

  • Otra cosa que nos impide avanzar en el conocimiento de Jesús, en la pertenencia de Jesús es la rigidez: la rigidez de corazón. También la rigidez en la interpretación de la Ley. Jesús reprocha a los fariseos, los doctores de la ley por esta rigidez.

    Que no es la fidelidad: la fidelidad es siempre un don para Dios; la rigidez es una seguridad para mí mismo. Rigidez. Esto nos aleja de la sabiduría de Jesús; te quita la libertad. Y muchos pastores hacen crecer esta rigidez en las almas de los fieles, y esta rigidez no nos deja entrar por la puerta de Jesús». (JBergoglio. en Santa Marta, 5 de mayo de 2020).

              No se pueden confundir las tradiciones eclesiales y las normas eclesiásticas… con la voluntad de Dios. Pretenden orientar, ayudar, pero todas esas cosas no son «Dios». Y si se cambian no afectan a lo esencial de la fe cristiana. Decía el gran San Agustín: «En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad».

+ Lo de «doctores tiene la santa madre Iglesia», o «lo que diga el padre, o el Papa o el Obispo, o el Catecismo… se queda corto para los cristianos maduros.

Hay que «recuperar el corazón», como indicaba Jesús, la propia conciencia, la responsabilidad personal, sin dejarlas cómodamente en las manos de otros. Sí que nos pueden orientar/ayudar para formarnos, para discernir, para buscar la verdad, lo moralmente bueno… pero la decisión y la responsabilidad es nuestra.

+ La fe tiene que ser vivida en las circunstancias culturales de hoy, no de otra época. Y por eso conviene hacer las adaptaciones que sean necesarias. Las Tradiciones y la Memoria merecen un gran respeto, pero no pueden ser la razón para «momificar» nuestra fe, nuestro culto, nuestras creencias. Creo que el gran poeta uruguayo Eduardo Galeano lo decía muy bien:

A orillas de otro mar, un alfarero se retira en sus años últimos años. Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan: ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. 


Así manda la tradición entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia. Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge sus pedacitos y los incorpora a su arcilla.

Benditos pedacitos. Y bendita la ayuda de nuestro Alfarero, que no se va nunca del todo…. y nos ayuda a hacer las mejores vasijas para cada momento de la historia.


por Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

«Espirítu Santo de Dios  Sana mi Vida»

«Ven Espíritu Santo, aquí estoy, con todo mi pasado dentro de mí, para pedirte la paz.

Mira Señor que las cosas que he vivido están lastimándome por dentro.

Mira esas angustias y dolores que aparecen a causa de ese pasado que no me deja ser feliz.

Ven, Espíritu Santo, a invadir todo mi pasado para transfigurarlo y renovarlo.

Pasa por todo mi ser iluminando, sanando y liberando.

Toca todos mis recuerdos y cura todo el dolor y la inquietud que producen en mi existencia.

Pasa, Espíritu de amor, y sáname por todos los momentos tristes y dolorosos, por aquellos días en que no me sentí amado, o fui despreciado, maltratado, lastimado, utilizado, calumniado, olvidado, ignorado.

Cura mis recuerdos.

Pasa con tu amor y restaura todo lo que se ha dañado en mi corazón.

Cura mi interior y mi cuerpo por todas las malas experiencias que viví.

Deja sólo tu inmensa paz y tu ternura. Como si fuera una herida que se cierra y desaparece, así se sana todo mi ser de esos recuerdos. Y aquello que me hizo sufrir ya no existe.

Pasa Espíritu Santo, alivia, cicatriza, restaura. Amén.»

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

EVANGELIO EN AUDIO

Domingo de la 22ª semana del Tiempo Ordinario – Ciclo B
29 agosto, 2021
Marcos 7,1-8.14-15.21-23: «Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»



RadioPalabra.org/


Video de la Semana

«Dejad que los Niños se Acerquen» – Destellos Musicales

¿Te Gustó Esta Entrada? ¡Compártela en las Redes Sociales!