Mensajes de la Semana: Diciembre 25 del 2022

Evangelio de Jesús25 de Diciembre del 2022

La Palabra se hizo carne

Proclamar que es Navidad significa afirmar que Dios, a través del Verbo hecho carne, ha dicho su última palabra, la más profunda y la más bella de todas.

La ha introducido en el mundo, y no podrá retomársela, porque se trata de una acción decisiva de Dios, porque se trata de Dios mismo presente en el mundo. Y he aquí lo que dice esta palabra: «Mundo, ¡te amo! Hombre, ¡te amo! (K. Rahner)

            Vivimos en la era de las comunicaciones: – boletines de noticias, noticias casi al instante en las webs de prensa y redes sociales. Tantas, que se amontonan, y se tapan unas otras, sin tiempo para digerirlas. Se habla de «infodemia» que la OMS define así:

«Se trata de una cantidad excesiva de información -en algunos casos correcta, en otros no- que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan»

– Nos «comunican» falsas informaciones, o «titulares» que tratan de desviar la atención de otras realmente más importantes.

O nos distraen con la vida de los actores, deportistas y famosillos con sus amores, desamores y traiciones… que en realidad no debieran importarnos para nada… pero favorecen eso que tanto nos gusta: el chismorreo. A mí me sorprende que «ciertos» concursos tengan tanta audiencia.

– Cualquiera puede darse da cuenta de la invasión de «ofertas» del siglo «durante muy pocos días» (y no sólo en estos días navideños). Nos insisten hasta la saciedad en los «regalos» para los demás o para ti mismo… como si «todos» pudieran permitírselos. Pero a los que «no pueden» no se los ve, «no existen».

– Cuando uno atiende a nuestras Instituciones Democráticas y representantes políticos… se asombra (por decirlo en suave), pues lo que debiera ser una escuela de diálogo entre «distintos» criterios y pareceres se llena de agresividad, insultos, verborrea, ataques personales hacia el honor de los contrarios, descalificaciones… sin olvidar los bulos y manipulaciones de lo que debieran ser datos objetivos y demostrables, o propuestas, etc.

Y las palabras dichas (promesas, compromisos, objetivos, proyectos)… se dejan a un lado o se contradicen con los hechos… sin ninguna vergüenza. Ufff

– Las palabras describen la vida, y son su eco y correa de transmisión. Estos días se «elige» la palabra del año. Entre las candidatas están:  apocalipsis, criptomoneda, diversidad, ecocidio, gasoducto, gigafactoría, gripalizar, inflación, inteligencia artificial, sexdopaje, topar, ucraniano, bloqueo,  inflación, guerra… 

Pues en medio de toda esta maraña de palabras (no necesariamente negativas, afortunadamente), el Evangelio de la Navidad nos habla de «la» Palabra». Escribe Saverio Corradino: 

La palabra es vida y da la vida. Cuando una madre alumbra al hijo, le hace un don grandísimo, pero cuando le enseña a decir las primeras palabras, le confiere una segunda vida, tan importante como la primera y, tal vez, aún más asombrosa.

La madre ayuda a que nazca el pensamiento en el niño, a desarrollar su inteligencia y creatividad, a que surjan en él los primeros signos de la afectividad: amándolo le enseña a amar. La palabra hace del niño una persona capaz de comunicarse y de relacionarse con los demás.

Por eso Dios ha querido hacerse Palabra encarnada en nuestra historia. Como una madre, pretende enseñarnos a «hablar» de otra manera. En definitiva a SER DE OTRA MANERA.


           Los autores sagrados, los ángeles, los sacerdotes y profetas se han desgañitado por hacernos oír una palabra distinta, una Palabra que viene de Dios, una Palabra que es luz en medio de la oscuridad de tantas palabras, y que requiere un poco de silencio para ser escuchada.

Queremos escucharla y no podemos. ¿Qué habrá que hacer para conseguir ese silencio donde pueda resonar, hablarnos, lhabitar la Palabra?

  • En primer lugar tendremos que desintoxicarnos de tantas palabras que tenemos metidas en la cabeza y en el corazón, y que nos vienen del campo de la publicidad y del consumo: usa, gasta, compra, tira, esto es mejor, esto es nuevo, esto es ecológico, biodegradable o sin conservantes, llama ahora a este teléfono y lo tendrá en casa en muy pocos días…

Con todas estas palabras retumbando en la cabeza y condicionando nuestra vida… Dios difícilmente se dejar oír.

  • Luego tendremos que desprendernos de tantas palabras superficiales o innecesarias, que se nos escapan de la boca y del corazón.

No puede ser que personas que forman parte de una misma familia hablen de tantas tonterías, discutan de cosas bastante secundarias, y no se puedan (¿o no quieran o no sepan, o no se propongan?) hablar de sus preocupaciones, sus ilusiones, sus sueños, sus sentimientos, lo que les llena o deja vacío el corazón?

¿Las heridas que llevamos y que están sin curar, mal disimuladas con alguna tirita, cuando lo que necesitan es aire puro, oxígeno, diálogo, perdón, etc?

  • Lo mismo habría que decir de los amigos/as: Además de hablar de lo de siempre, ¿hablaremos alguna vez de cómo podemos ayudarnos a ser un poco más felices? ¿compartiremos nuestros problemas?

¿sabremos escuchar los problemas de los demás intentando comprenderlos y actuar en consecuencia? ¿seremos capaces de dejar de aparentar?

¿podremos alguna vez dejar de tener que esconder tantas cosas de nosotros mismos, por el miedo a quedarnos solos? (¿no estamos solos ya?).

Y en nuestras comunidades religiosas y parroquiales, ¿dejaremos de lado  tantos chismorreos y minucias, y aprenderemos a compartir más nuestra fe, nuestra oración y los retos evangelizadores que tenemos delante de las narices?

  • Y por fin habrá que desprenderse de tantas otras palabras que se nos van pegando con la marcha de la vida: los recelos, las sospechas, las apariencias, los prejuicios, las caretas, el sabérselas todas, el «ya nos conocemos», el «qué se puede esperar de una persona así», las palabras utilizadas como dardos envenenados…

              Esta tarea no es nada sencilla. Más que nada todo porque ni nos lo proponemos. Y el mismísimo Dios, cansado de tanta «confusión lingüística», apenado por esa Torre de Babel que nos hemos construido para subir a no se sabe dónde… decidió poner las cosas claras, y la Palabra se hizo carne, y agarró su Tienda y se puso en medio de nosotros (Jn 1, 14).

             Vino a decirnos palabras nuevas: Amor (ésta sobre todo), misericordia, acogida, encuentro, fraternidad, perdón, escucha, solidaridad, comunión… 

Nos propone un vocabulario que nos haga más personas, a su imagen y semejanza. Y a los que son capaces de acoger y hacer suya esa Palabra que nos visita, «los hizo capaces de ser hijos de Dios» (Jn 1, 12).

Ya sabéis cuáles son las palabras de Dios… para ser escuchadas y para ser pronunciadas por todos y cada de nosotros.

Es significativo que María, después de acoger la Palabra del Ángel… pronunciara la primera Palabra del Padre en la Escritura: «Hágase». Pues lo mismo nosotros.

¡Ah! Y Feliz Natividad del Señor

.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Popurrí Navideño – Arrullo – Música Popular – Feliz Navidad en Jesús

Para salvar a los hijos que perdieron la fe.

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 113. Regreso a Betania

Capítulo 114. En el convite de José de Arimatea


Después de la letanía del Rosario

¨Oh Dios, cuyo unigénito Hijo, 
con su vida, muerte y resurrección,
nos alcanzó el premio de la vida eterna:
concédenos, a los que recordamos estos
misterios del Santo Rosario, imitar
lo que contienen y alcanzar
lo que prometen, por el mismo
Jesucristo, Nuestro Señor."
Todos: Amén.

Para Meditar

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

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Mensajes de la Semana: Diciembre 18 del 2022

Evangelio de Jesús18 de Diciembre del 2022

San José Del Silencio

El Silencio De José

Pues aquí me tenéis. Soy José. El mismo de vuestros altares y vuestros belenes, y de vuestras cariñosas devociones. El mismo. Pero os hablo desde el «año cero» de nuestra era. Sin el «san» todavía, quiero decir, oliendo a madera, cola y serrín.

¿Que cómo fue todo aquello de Belén? ¿Que qué sentí? ¿Qué que pienso ahora de todo aquello? ¿Que… que…? Yo también estaba lleno de preguntas.

Porque… imagínate los sentimientos que te brotan cuando las cosas normales de la vida, se alteran por sorpresa, ocurren «al margen», sin consultarte, sin decirte una palabra, sin contar contigo… 
Imagínate cuando un día despiertas y te empiezas a dar cuenta de que están ocurriendo cosas «extrañas» a tu lado, en tu propia vida… y tú sin saber a qué atenerte.

Porque esa fue mi experiencia: me vi metido en un proyecto divino del que no tenía ni idea, y del que no me habían consultado previamente.

Al menos a María, mi esposa, se le pidió permiso, se le pidió un sí.
Pero a mí no me prousieron nada, no me informaron. Fui enterándome cuanto todo estaba ya en marcha, cumpliéndose.

Dios contó conmigo para su proyecto… sin pedir mi consentimiento.
¡Son muy desconcertantes las maneras de Dios!

¡Pues sólo os puedo decir que lo mío fue… callar!
Decidí quedarme en silencio, sin hacer preguntas, y hacerme cargo de todo.

¿No sabéis que nada completa, resalta y resguarda tanto la PALABRA como el SILENCIO?

Acepté colaborar en un proyecto que no era mío, sino de Dios.
Confié en que Él sabría lo que estaba haciendo, y en las razones que pudiera tener para elegirme.

Entonces yo abrí mis ojos sorprendidos ante el acontecimiento, y acepté. 
Yo no me explicaba cómo había podido pasar todo aquello.

Y tomé la decisión que me parecía más lógica y coherente: echarme a un lado y abandonar a María en secreto.

¿Pues cómo iba yo a hacerme cargo de una criatura que no era mía, que venía directamente de Dios? No habría sido «justo». Y nunca me habría atrevido a meterme donde no me llaman. Y menos a estorbar a Dios.

Pero… fue Él quien me llamó y me metió en el «lío».
Mi papel, mi tarea, iba a consistir «sólo» en guardar, defender, proteger y acompañar LA PALABRA.


Yo no entendí el porqué me había tocado precisamente a mí ser amado por aquel encanto de mujer llamada María. (La verdad es que el amor responde a pocas explicaciones y justificaciones: el amor es porque sí).

Ni entendí cómo en el vientre de la mujer más pura que uno puede soñar, había brotado una nueva vida. Como tampoco entendía cómo podía mandarme a mí la Ley denunciar y apedrear al ser más bondadoso que uno pudiera encontrarse.

No me correspondía a mí hacer juicios.
Ni entendí nada del porqué los posaderos y parientes de Belén nos daban uno tras otro con la puerta en las narices, cuando tan sólo pedíamos algo tan imprescindible como un poco de cobijo para una mujer parturienta. 


Y cuando tampoco entendí absolutamente nada fue cuando en medio de la noche todo se inundó de luz en aquel pobre establo, y de buenas a primeras, me vi con aquel niño entre mis brazos.

El Rey de los Reyes y Señor de los Señores nacía tan poquita cosa, y en tan miserable cuna como aquélla. ¿Cómo iba a comprender que el Dios Omnipotente viniese de semejante manera?

 Pero claro,¿por qué tenía yo que entenderlo todo? Los hombres tenemos la manía de querer saberlo todo, razonarlo todo, preguntarlo todo. 

Y no sólo las cosas humanas, sino también las cosas divinas. Queremos meter a Dios en nuestra cabeza, tenerlo agarrado, controlarlo, comprobar… 
¡Pero después de ver las ocurrencias de Dios… tuve que dejar más hueco a la sorpresa, a la contemplación, al silencio y a la confianza! 

Claro que yo tenía una ventaja con respecto a vosotros: A mí me bastaba con mirarla a ella. A María. ¡Qué paz, qué ternura, qué naturalidad, qué sonrisa siempre a flor de labios!

Pero sobre todo, ¡QUÉ FE LA SUYA! ¿Cómo no iba yo a ser feliz -hasta en los  superincómodos y desconcertantes apurados momentos que íbamos pasando-, viéndola a ella confiada y feliz?

Por eso puedo afirmar que NO EXISTE LA FE FÁCIL, la fe sin dudas, la fe sin oscuridades, la fe sin poder comprender tantas cosas.

Ser creyente es dejarse llevar por Dios. Ser creyente es romper planes personales y acoger los planes de Dios. 

Él ya sabe a quién llama y para qué. Se presenta en medio de tu vida cotidiana, trayendo otros proyectos, mucho mejores que los nuestros, por supuesto. 

Muchas, muchísimas veces tuve miedo de no saber interpretar bien el papel que Dios me había encomendado. ¡Cuántas veces temí estropear la mejor obra de arte que Dios intentaba hacer en la tierra, al ponerse en mis manos, y al ponerme en las mías a María y a Jesús!

Lo cierto es que, igual que contó conmigo, lo ha seguido haciendo muchas veces, con muchas otras personas. Se puso en manos de los discípulos en aquella Cena Santa.

A pesar de que tenían tantos miedos, tantas faltas de comprensión, tanta inseguridad, tantas dudas.

Y lo sigue haciendo con vosotros cada Navidad, en cada Eucaristía, en cada pobre que busca acogida y posada.

Vuestra tarea es la misma que la mía: guardar, defender, proteger, acompañar LA PALABRA. La Palabra que es el Emmanuel, y la Palabra hecha carne en cada ser humano frágil y necesitado.

No dejéis de mirar en silencio a María, como a mí me gustaba hacer a todas horas. Ella acogió con sumo cuidado al Niño, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Haced vosotros lo mismo.

No olvidéis que Dios siempre se acerca a nosotros «muy pequeño», muy débil, por sorpresa. Que el «trocito» que tenemos de Dios (como el de la Eucaristía) es -casi siempre- bien poquita cosa cuando se pone en nuestras manos. ¡Y tan necesitado de tantos cuidados!

Y ¿que qué podéis aprender de mí?

A callar, hijos, a callar... Empezando por estos días de tantos ruidos, prisas y jaleos…

A Dios sólo se le recibe en silencio, callando, contemplando y asombrándonos de los caminos de Dios… Y como María y como yo mismo… dando nuestro humilde y tembloroso «sí».


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

www.ciudadredonda.org/

Oracion:

Oración a San José

A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio.

Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.

Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo.

Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas.

Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.

Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén


Oración al Espíritu Santo

Dirigiéndonos al Espíritu Santo decimos:

“Señor, no puedo orar adecuadamente. Soy débil; soy humano; soy frágil.

Me distraigo con facilidad, pensando en mi mismo y en el mundo.

Pero tu Señor, me llevas más allá de eso.

Ayúdame a rezar debidamente.

Ayúdame a centrarme en el Padre, en el Hijo y en Ti Espíritu Santo, para que mi alma pueda recibir la gracia que está ahí para todos los que rezan.

Amén.


Video de la Semana

Mañanitas Guadalupanas – Santa María de Guadalupe

La Tilma, testimonio vivo de lo sucedido en el Tepeyac

Padre Santillán

   

Adoración Nocturna

Adoración nocturna todos los viernes de 8PM a 8AM.

Lugar: Capilla de Guadalupe

Todos son bienvenidos (pueden enviar un texto a Rafael, con las horas que deseen participar 831-210-2364.)

Night Adoration Is Every Friday 8PM to 8AM in the Guadalupe chapel, everyone is welcomed, (please send a text to Rafael with times you’ll be participating 831-210-2364).

Oración a la Santísima Virgen María

Gracias por ser Santa María.

Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.

Gracias por haber mantenido tu “Hágase”
a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.

Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza
entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.

Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.

Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

MEDITAMOS EL EVANGELIO CON MARIA VALTORTA

Capítulo 111. Parábola sobre la conversión de los corazones

Capítulo 112. De Jericó a Betania. El encuentro con Marta


PARA MEDITAR

Reza esta jaculatoria después de cada decena del Rosario:

«Quiero Atar a mis Hijos a tu Corazón»

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