Detenerse

¡Qué bueno es detenerse…!

Señor, me gustaría detenerme

en este mismo instante.

¿Por qué tanta agitación?

¿Para qué tanto frenesí?

Ya no sé detenerme.

Me he olvidado de rezar.

Cierro ahora mis ojos.

Quiero hablar contigo, Señor,

Quiero abrirme a tu universo,

pero mis ojos se resisten

a permanecer cerrados.

Siento que una agitación frenética

invade todo mi cuerpo,

que va y viene, se agita, esclavo de la prisa.

Señor, me gustaría detenerme ahora mismo.

¿Por qué tanta prisa?

¿Para qué tanta agitación?

Yo no puedo salvar al mundo.

Yo soy apenas una gota de agua

en el océano inmenso

de tu maravillosa creación.

Lo verdaderamente importante

es buscar tu Rostro bendito.

Lo verdaderamente importante

es detenerse de vez en cuando,

y esforzarse en proclamar

que Tú eres la Grandeza,

la Hermosura,  la Magnificencia,

que Tú eres el Amor.

Lo urgente es hacer

y dejar que Tú hables dentro de mí,

Vivir en la  profundidad de las cosas

y en el continuo esfuerzo

por buscarte en el silencio de tu misterio.

Mi corazón continúa latiendo,

pero de una manera diferente.

No estoy haciendo nada,

no estoy apurándome.

Simplemente, estoy ante Ti  Señor

Y qué bueno es estar delante de Ti.

Amén.

 

 

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