
El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente.
El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos.
No es un consejo o un mero deseo del Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley.
Es tanta la verdad encerrada en esto que Él toma como donación todo aquello que hacemos por nuestro prójimo, y como un rechazo hacia Él cuando rechazamos a nuestro prójimo.
Leemos en el Evangelio de San Mateo (Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirigirá a cada uno en el Día del Juicio Final.
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